El fenómeno, conocido como “efecto pobreza”, se explica por el miedo de los sectores medios altos a no poder cumplir con sus obligaciones financieras. En cambio, los más pobres se asustan menos con la crisis porque están acostumbrados
Las ventas minoristas que apuntan a un público de alto poder adquisitivo en centros comerciales cayeron un 20%, el doble que las registradas en los shoppings a los que habitualmente concurre el público de ingresos menores.
Las ventas minoristas que apuntan a un público de alto poder adquisitivo en centros comerciales cayeron un 20%, el doble que las registradas en los shoppings a los que habitualmente concurre el público de ingresos menores.
Los bolsillos de los argentinos más “ricos”, apiñados en la cima de la pirámide socioeconómica, tienen su mala hora en medio de la crisis financiera global. Muchos de ellos han perdido plata con el derrumbe de Wall Street. A otros los atrapó la estafa de Bernard Madoff. Un tercer grupo está ligado a los negocios agropecuarios que, aunque en menor medida, también golpearon al sector de altos ingresos. Sufren lo que en economía se denomina “efecto pobreza”.
Para el principal protagonista del mercado de los shoppings, Eduardo Elsztain, dueño de once establecimientos en el país, en plena crisis se comercializa menos en los “centros de lujo” que en aquellos que se dedican a atender a un público más heterogéneo.
Los propietarios de marcas de indumentaria y calzado que tienen locales en distintos “malls” de la Argentina coincidieron con la visión del presidente del Grupo IRSA. Según ellos, la gente con salarios medios bajos y bajos mantiene su nivel de consumo aun en plena crisis.
La caída de la facturación de comercios en el Patio Bullrich, el Paseo Alcorta o el Buenos Aires Design, entre otros, es la evidencia más certera de que los que más tienen están gastando menos en un contexto recesivo.
Según Elsztain, quien acaba de inaugurar el centro comercial DOT en el barrio porteño de Saavedra, las ventas de marcas premium están cayendo con más fuerza en los centros comerciales más exclusivos. “Las bajas en los mercados financieros afectan más a los consumidores de alto poder adquisitivo que a los que consumen de acuerdo con lo que tienen en el bolsillo. Les va mejor al Alto Avellaneda y al Abasto”, explicó Elzstain.
Gabo Nazar, creador de la marca de indumentaria nacional Cardón, coincidió con el propietario de los centros comerciales más visitados de la Argentina. “Tengo locales distribuidos en shoppings de todo el país y estoy notando más volumen de ventas en zonas como Abasto, Avellaneda y Devoto y una caída en tiendas destinadas a un público de altos recursos. Por ejemplo, en el local de Florida hubo una contracción en parte porque el turismo extranjero no viene como antes y también porque la gente de esa zona no compra. También estoy viendo una merma en Galerías Pacífico, Solar de la Abadía (Belgrano) y un poco en Alto Palermo”, contó el empresario.
Propietarios de locales situados en Paseo Alcorta, Patio Bullrich y Galerías Pacífico, en Capital; Unicenter, en el conurbano bonaerense; Patio Olmos, en Córdoba; Alto Rosario y Mendoza Plaza se quejaron de la caída de ventas en esos centros comerciales. Según los cálculos del sector, las bajas en esos reductos más lujosos fueron del 20% en lo que va del año, exactamente la mitad que la del resto de las tiendas en shoppings considerados “populares” y frecuentados por gente de clase media y media baja.
En las zapaterías el fenómeno se repite. Franco Garone, propietario de Boating, comparó sus ventas en Galerías Pacífico frente a las de su local en Lanús. “En el shopping la gente compró menos que en la sucursal del Gran Buenos Aires. Coincido plenamente con Eduardo Elsztain en que el público de mayor poder adquisitivo siempre es más pensante en momentos de crisis, y ahorra. En cambio, la gente de menos recursos, no. Los que menos ganan se gastan todo porque no tienen capacidad de ahorro y viven al día”, opinó el empresario.
Para el dueño de la cadena de zapaterías, también es posible apreciar el fenómeno según la delimitación geográfica. “Mis locales en el centro de Rosario, por ejemplo, venden menos que los de Chaco”, agregó.
Oscar Liberman, economista y director de la Fundación Mercado, justificó este hábito de consumo que enfrenta al público acaudalado con el que tiene menos dinero. “Es cierto que los que ahorran son los que más tienen. Según nuestros estudios, los más precavidos con los gastos son los consumidores de clase media para arriba. El temor a no poder cumplir con las cuotas o a quedarse sin dinero los hace sacar el pie del acelerador a la hora de comprar. Pero los que están en la base de la pirámide gastan todo porque no tienen nada que perder. Viven al día”, dijo el analista.
Con la crisis, menos lujos
La consultora estadounidense Bain & Company elaboró un estudio en el que analizó el mercado de bienes de lujo durante la crisis global. Según las proyecciones de la firma especializada en el tema, el sector evidenciará caídas de entre 15% y 20% durante los dos primeros trimestres de este año.
Las ventas de artículos y servicios premium en el mundo se reducirán 17 mil millones de dólares en todo el planeta.
Los analistas que hicieron el informe estimaron que el mercado de bienes de lujo comenzará a estabilizarse recién en el segundo semestre de 2009.
Bain llegó a la conclusión de que los consumidores de altísimo poder adquisitivo están gastando menos y viajando menos. Los productores de bienes de lujo también están sintiendo el ajuste debido a la intensa presión en los precios y los descuentos obligados que tienen que hacer. La consultora calculó una caída de ventas en ese segmento exclusivo del 15% en América y del 10% en Europa y Japón. En total, esos mercados representan más del 80% de las ventas mundiales de bienes de lujo. Entre las categorías de productos lujosos, la indumentaria es la más afectada, con una merma del 15%. Las ventas de joyas y relojes se contrajeron un 12%, mientras que los productos de cuero, zapatos y accesorios, un 10%. En la vereda de enfrente están las categorías más resistentes a la crisis global: cosméticos y perfumes.
Fuente: Criticadigital
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