
Suele decirse que el deporte predilecto de la clase política argentina es la interna partidaria, y bastan los ejemplos para dar cuenta de esta realidad incontrastable. Por qué los políticos se embarcan en peleas interminables que perjudican al país y las internas que sufren cada uno de los partidos políticos de la Argentina
A lo largo de toda la historia, la Argentina ha vivido historias de internas políticas partidarias inacabables entre distintos dirigentes, que muchas veces hicieron que los únicos perjudicados sean los argentinos, que veían como caía su nivel de vida, mientras quienes los representaban se peleaban por porciones de poder totalmente ajenos a ellos. Bastan algunos ejemplos históricos como el enfrentamiento entre Hipólito Yrigoyen y Marcelo Torcuato de Alvear, Carlos Menem contra Eduardo Duhalde, Carlos “Chacho” Álvarez frente a Fernando de la Rúa , entre otros, que han mechado en muchos casos el poder de algunos de ellos.
Los dichos populares ayudan a graficar determinadas situaciones, y en nuestro país es muy común escuchar que “los políticos viven de interna en interna” y que en el transcurso de una a otra “se olvidan de gobernar por el bien de los ciudadanos”. En un país como el nuestro, donde el egocentrismo está muy arraigado y donde la figura de un líder es muy fuerte, las internas son inherentes a este sistema, ya que cada uno se cree el dueño de la verdad y el “salvador”, no dando un paso al costado en nada, donde el único remedio que queda a esto es una interna partidaria, que en muchos casos llega a ser feroz e insoportable para la gran mayoría.
En un país donde no se acepta la opinión del otro, las luchas internas en los partidos políticos es la base de sustentación de los mismos. Vemos como hoy en día el Justicialismo sufre una lucha intestina entre los que apoyan el mandato del ex presidente de la Nación y actual titular del PJ, Néstor Kirchner, y aquellos que creen que el patagónico no tiene por qué estar en ese puesto, para el que no fue votado por los afiliados, y piden internas para que se revaliden los mandatos de todos los dirigentes partidarios.
Estas peleas interminables entre distintas facciones de un mismo partido, le ha costado mucho a lo largo de la historia argentina. Basta recordar como en el radicalismo durante el gobierno de Raúl Alfonsín, se despedazaban en peleas internas que terminaron desangrándolo y sufriendo una pérdida de militantes que llevaron a que el centenario partido esté ahora en una situación de total desapego de los pedidos de la sociedad, y que lo lleva a ser un partido con las puertas cerradas a los nuevos dirigentes que quieren un cambio en la situación del país.
Por su parte, el Justicialismo parece no aprender lo que sucedió en los ´90, cuando Carlos Menem se sumergía en una pelea feroz con Eduardo Duhalde, que llevó a que millones de argentinos padecieran las consecuencias de esa interna entre los máximos referentes del Justicialismo de entonces. Esta misma pelea intestina dentro del PJ, llevó a que en el 2003 el caudillo de Lomas de Zamora eligiera a Kirchner como su candidato, que luego le pagó de la misma manera que él le había pagado a Menem, discusión interna del PJ que todavía hoy viven y padecen los argentinos.
En el PJ la situación es tan tirante entre muchos de sus máximos referentes, que varios ya han manifestado públicamente su despegue de Néstor Kirchner y su apoyo a otra manera de construir políticamente dentro del partido político más importante de Latinoamérica. Entre estos dirigentes que buscan un cambio en la conducción kirchnerista dentro del PJ, se encuentran Duhalde, De la Sota , Romero, Busti, Solá, los hermanos Rodríguez Saá, entre otros, que han llevado la interna a un grado de enfrentamiento muy grande, que pone en riesgo el poder del patagónico dentro del peronismo.
El mayor cruce se esta dando en Buenos Aires, donde el kirchnerismo ha perdido mucho poder, sobre todo luego de la pelea con el sector agropecuario. Las internas en el PJ bonaerense serán el 30 de noviembre es el marco en el que se están dando situaciones de violencia verbal (que no han llegado a físicas) de fuerte calibre. A la candidatura de Alberto Balestrini para conducir el partido impulsada por el oficialismo, se le sumaría la que presentaría el ex diputado nacional y dilecto colaborador de Duhalde, Daniel “Chicho” Basile, quien le haría frente al kirchnerismo en el principal distrito del país.
Esta situación ha puesto muy nervioso al círculo íntimo del patagónico, que ve en esta jugada la mano de Eduardo Duhalde, ya que aseguran que Basile no hace nada sin consultárselo primero al ex presidente. Temen que se pueda llegar a repetir lo que pasó con Cafiero en el año ´88, cuando teniendo todo el poder partidario, perdió la interna con Carlos Menem, y los sueños de la renovación peronista se hicieran añicos con esa derrota. El miedo del kirchnerismo pasa por el voto que puedan llegar a tener los peronistas del interior de la provincia de Buenos Aires, donde la situación del campo ha pegado mucho y la crisis económica de esas regiones se ha acentuado con la pelea entre el gobierno y las entidades rurales, y serían muy esquivos a votar a los candidatos del kirchnerismo.
Ante esta situación, el sector más íntimo del patagónico, ha armado una estrategia para basar su campaña en el conurbano, donde el matrimonio presidencial goza de buena imagen, evitando ir al interior por miedo a los escraches que puedan llegar a hacerle los ruralistas. Es por eso que darán toda su pelea en el ámbito judicial para tratar de evitar por todos los medios que Basile se pueda presentar con una lista opositora, porque temen que todo el peronismo que quedó marginado de la construcción kirchnerista, se una y pueda darle batalla a un gobierno debilitado después del voto “no positivo” de Cobos en el Senado, y le propine una nueva derrota imposible de soportar, originando el fin de una era.
A todo esto se le sumó los rumores que el propio Kirchner ha dejado divulgar a través de su entorno, y es la posibilidad de que se haga renunciar de su banca en el Senado a Eric Calcagno, y se tenga que llamar a elecciones para senadores en la provincia, llegándose a presentar el propio patagónico para el cargo. Esta sería la única situación que no soportaría Duhalde, que ha avisado que si ocurriera, estaría dispuesto a romper su promesa de no presentarse más como candidato, y sería él mismo el encargado de darle batalla en territorio bonaerense, lo que pone los pelos de punta al kirchnerismo.
Pero esta situación que vive el oficialismo, también la vive la oposición, ya que la interna se ha lanzado en muchos de estos espacios políticos. La posibilidad de una alianza entre la Coalición Cívica , la UCR y el Socialismo, que plantearon Giustiniani y algunos radicales, fue bien aceptada por Carrió, pero no así por un basto sector de la CC , encabezados por Margarita Stolbizer, quien no soporta más a sus ex correligionarios de la UCR , sobre todo a sus ex jefes Federico Storani y Leopoldo Moreau, y no seguiría a Carrió en esa aventura, si es que se hace una alianza con el oficialismo del centenario partido. Ante esto, la chaqueña reculó en sus declaraciones, y ya no hace tanto alarde como antes de la necesidad de unir a toda la oposición contra el kirchnerismo en las elecciones legislativas del año que viene.
Además, la candidatura a diputado nacional de Alfonso Pratt Gay por la Capital Federal , ya despertó una profunda crisis en el seno de la CC , sobre todo del ARI, donde muchos no estarían dispuestos a soportar al ex presidente del Banco Central como candidato, y ya estarían poniendo palos en la rueda y pidiendo internas abiertas para que se decida esto, y no sea una decisión personal de Carrió sin la previa consulta de los afiliados. Esto despertó la ira de la chaqueña, que no soporta que piensen distinto a ella, y estaría dispuesta a desafiliar o intervenir los distritos del ARI, si es que no aceptan su decisión de imponer candidatos nuevos para las elecciones del año que viene. Una pelea que recién comienza y que tiende a extenderse en el tiempo, con predicciones totalmente inciertas.
El radicalismo tampoco pasa un buen momento interno, y eso se vio en la Convención Nacional hecha el fin de semana pasado en Mina Clavero, donde se le cerró la vuelta al partido al vicepresidente Julio Cobos y donde las distintas corrientes internas mostraron su poder. El oficialismo logró imponer su postura de que mientras Cobos sea funcionario del gobierno, no pueda volver al radicalismo, lo que puede llegar a convertirse en un problema, sobre todo por la alta popularidad del mendocino en la sociedad. Pero los radicales han estado históricamente sumergidos en peleas internas que llevaron a la sangría partidaria que tienen hoy en día, y no aprenden de los errores y se siguen involucrando en luchas intestinas donde el único perjudicado es la UCR que ellos tanto dicen querer salvar.
El PRO de Mauricio Macri parece no quedarse atrás, y su pelea con Francisco De Narváez en la provincia de Buenos Aires, ha despertado profundas discusiones internas sobre los pasos a seguir en materia de alianzas electorales. El armador principal del macrismo en la provincia, será ahora el diputado Juan José Álvarez, que no tiene el apoyo del macrismo puro bonaerense, menos después de que en la presentación del peronismo macrista que se hizo a principios de semana, el ex funcionario duhaldista le agradeciera a personas que no representan lo nuevo ni la superación, como fue el caso por ejemplo de la ex diputada provincial Gloria Morales, que despertó el murmullo y la crítica de muchos, que no entendían que los convocaran para estar en una lista con gente que no tiene recorrido territorial y que espera seguir viviendo a costa de la política sin pensar en el bienestar de la población.
Con este tipo de acciones, los políticos se siguen alejando cada día más del sentimiento de la gente, que pide renovación, que no incluye sólo las caras, sino también de métodos que originen un cambio genuino en la Argentina , y que le permita a nuestro país crecer y pensar en el futuro, dejando de lado el cortoplacismo reinante.
Situación compleja y delicada la que pasa la política en su relación con la sociedad, donde ve que cada una de sus acciones son estudiadas por una sociedad que ya no se come tan fácil el discurso de la clase política y espera acciones concretas que vayan en el bienestar de la ciudadanía. Si la clase política entiende este pedido y deja de jugar su deporte favorito, como son las internas, puede llegar a recuperar el vínculo perdido hace mucho con una sociedad que ya no les cree y que espera respuestas y soluciones concretas a sus reclamos.
FUENTE : AGENCIA CNA
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