El macrismo se sigue desintegrando
A las bajas que tuvo el macrismo en años anteriores hacia el kirchnerismo, se les suma ahora la deserción de muchos de sus cuadros políticos por su alianza con el duhaldismo versión 2000, de la mano de Solá y De Narváez.
La situación interna en el PRO
El PRO del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri, no gana para sustos. A las denuncias que se le van sumando semana a semana en los juzgados por el accionar llevado adelante en la tarea ejecutiva, se le incorpora ahora las divisiones internas que marcan que el PRO sufre los mismos males de los viejos partidos políticos y que no ha podido instalarse como una opción al oficialismo de cara a octubre.
En el día de ayer, el sector interno de Propuesta Republicana que conduce el primo del ex presidente de Boca, Jorge Macri, le efectuó una marcha a la Jefatura de gobierno al propio Mauricio, para manifestarle su total oposición a la alianza que se está realizando de cara a octubre con el duhaldismo residual, encarnado por Felipe Solá y Francisco de Narváez.
Las buenas relaciones que históricamente han mantenido Macri con el ex mandatario y caudillo bonaerense, han sido el principal problema que debe sortear internamente en estos días, si es que quiere mostrar una fuerza unida y con fuerza en las próximas elecciones legislativas.
Una de las exigencias que tuvo el empresario y diputado nacional Francisco de Narváez para aliarse con Mauricio Macri, fue que el primo del jefe de gobierno dejara la conducción bonaerense del PRO, algo a lo que el mandatario capitalino consintió en forma inmediata, y que su primo parece no perdonarle, por lo que le haría la vida imposible de cara a octubre, desparramando por todos lados su oposición a esta unión política y sistemáticas denuncias de autoritarismo interno por parte del jefe de gobierno porteño, que lo pueden dejar plantado muy mal ante la gente de cara al 2011, cuando Macri quiere presentarse como candidato presidencial.
Ni bien asumió la jefatura de gobierno, Macri sufrió la deserción de muchos de sus cuadros, que se fueron con el kirchnerismo, rompiendo filas con el partido que los vio nacer, el más recordado fue el caso de Eduardo Lorenzo Borocotó. En los últimos meses muchos funcionarios dejaron sus cargos acusados por diferentes hechos de corrupción, que dejaron mal parados al macrismo ante la sociedad, y que le han hecho perder el prestigio que este partido había sabido ganar en un comienzo entre la población.
La situación interna también se ha visto disparada por la posible candidatura de la actual vicejefa de gobierno, Gabriela Michetti, que despertó los celos de uno de los hombres fuertes del macrismo, como lo es el jefe de gabinete macrista, Horacio Rodríguez Larreta, un íntimo enemigo de Michetti, y con quien suele sostener grandes discusiones en las reuniones de gabinete.
Por atrás, los riñones más cercanos a ambos miembros del ejecutivo porteño, suelen acometer con munición gruesa denunciándose de muchas cosas, queriendo dejar mal parados a su rival interno. Pero hay algo que Michetti tiene que Rodríguez Larreta no, que es la imagen pública que la vicejefa de gobierno tiene, y que el ex funcionario del PAMI en épocas de De la Rúa jamás ha podido tener, y que es el principal sostén político de Michetti dentro del armado macrista.
El ex presidente de Boca según sus allegados más cercanos, no ve con buenos ojos el crecimiento político que está teniendo quien lo secundara en la fórmula en el 2007, y por eso sería el principal sostén para que encabece la lista a diputados nacionales en octubre, como una forma de sacársela de encima en la actividad pública en la ciudad de Buenos Aires, sabiendo que es la política que mejor mide en estos momentos en la Capital Federal.
Macri sabe además que si se desprende de Michetti en estos momentos, corre el riesgo de que la vicejefa de gobierno se vaya a las filas de la Coalición Cívica con Elisa Carrió, con lo que las aspiraciones de obtener un triunfo en la ciudad que gobierna, se alejarían notablemente, por lo que a pesar de tener una relación correcta y no ser amigos, quiere seguir teniéndola de su lado y no en contra, por la gran cantidad de votos que ella acarrea.
Situación más que complicada por la que atraviesa el macrismo en la actualidad, que lo vuelve muy vulnerable a las “operetas” políticas y a las alianzas circunstanciales (como es el caso de la que mantiene con Solá y De Narváez en tierras bonaerenses), y que amenazan con hacer estallar por el aire al partido creado por él hace pocos años.
Un panorama complejo en el cual el jefe de gobierno tendrá que sacar a relucir aquello por lo que tanto se lo ha criticado hasta por sus mismos seguidores, como lo es su capacidad política para mediar ante sus militantes y dirigentes partidarios. En la cancha se muestran los pingos, y es en el barro político donde el empresario devenido en jefe de gobierno porteño deberá mostrar sus cualidades para manejarse en el tan bastardeado mundo de la política, y sortear todas las dificultades que muestra diariamente el mismo.
El PRO del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri, no gana para sustos. A las denuncias que se le van sumando semana a semana en los juzgados por el accionar llevado adelante en la tarea ejecutiva, se le incorpora ahora las divisiones internas que marcan que el PRO sufre los mismos males de los viejos partidos políticos y que no ha podido instalarse como una opción al oficialismo de cara a octubre.
En el día de ayer, el sector interno de Propuesta Republicana que conduce el primo del ex presidente de Boca, Jorge Macri, le efectuó una marcha a la Jefatura de gobierno al propio Mauricio, para manifestarle su total oposición a la alianza que se está realizando de cara a octubre con el duhaldismo residual, encarnado por Felipe Solá y Francisco de Narváez.
Las buenas relaciones que históricamente han mantenido Macri con el ex mandatario y caudillo bonaerense, han sido el principal problema que debe sortear internamente en estos días, si es que quiere mostrar una fuerza unida y con fuerza en las próximas elecciones legislativas.
Una de las exigencias que tuvo el empresario y diputado nacional Francisco de Narváez para aliarse con Mauricio Macri, fue que el primo del jefe de gobierno dejara la conducción bonaerense del PRO, algo a lo que el mandatario capitalino consintió en forma inmediata, y que su primo parece no perdonarle, por lo que le haría la vida imposible de cara a octubre, desparramando por todos lados su oposición a esta unión política y sistemáticas denuncias de autoritarismo interno por parte del jefe de gobierno porteño, que lo pueden dejar plantado muy mal ante la gente de cara al 2011, cuando Macri quiere presentarse como candidato presidencial.
Ni bien asumió la jefatura de gobierno, Macri sufrió la deserción de muchos de sus cuadros, que se fueron con el kirchnerismo, rompiendo filas con el partido que los vio nacer, el más recordado fue el caso de Eduardo Lorenzo Borocotó. En los últimos meses muchos funcionarios dejaron sus cargos acusados por diferentes hechos de corrupción, que dejaron mal parados al macrismo ante la sociedad, y que le han hecho perder el prestigio que este partido había sabido ganar en un comienzo entre la población.
La situación interna también se ha visto disparada por la posible candidatura de la actual vicejefa de gobierno, Gabriela Michetti, que despertó los celos de uno de los hombres fuertes del macrismo, como lo es el jefe de gabinete macrista, Horacio Rodríguez Larreta, un íntimo enemigo de Michetti, y con quien suele sostener grandes discusiones en las reuniones de gabinete.
Por atrás, los riñones más cercanos a ambos miembros del ejecutivo porteño, suelen acometer con munición gruesa denunciándose de muchas cosas, queriendo dejar mal parados a su rival interno. Pero hay algo que Michetti tiene que Rodríguez Larreta no, que es la imagen pública que la vicejefa de gobierno tiene, y que el ex funcionario del PAMI en épocas de De la Rúa jamás ha podido tener, y que es el principal sostén político de Michetti dentro del armado macrista.
El ex presidente de Boca según sus allegados más cercanos, no ve con buenos ojos el crecimiento político que está teniendo quien lo secundara en la fórmula en el 2007, y por eso sería el principal sostén para que encabece la lista a diputados nacionales en octubre, como una forma de sacársela de encima en la actividad pública en la ciudad de Buenos Aires, sabiendo que es la política que mejor mide en estos momentos en la Capital Federal.
Macri sabe además que si se desprende de Michetti en estos momentos, corre el riesgo de que la vicejefa de gobierno se vaya a las filas de la Coalición Cívica con Elisa Carrió, con lo que las aspiraciones de obtener un triunfo en la ciudad que gobierna, se alejarían notablemente, por lo que a pesar de tener una relación correcta y no ser amigos, quiere seguir teniéndola de su lado y no en contra, por la gran cantidad de votos que ella acarrea.
Situación más que complicada por la que atraviesa el macrismo en la actualidad, que lo vuelve muy vulnerable a las “operetas” políticas y a las alianzas circunstanciales (como es el caso de la que mantiene con Solá y De Narváez en tierras bonaerenses), y que amenazan con hacer estallar por el aire al partido creado por él hace pocos años.
Un panorama complejo en el cual el jefe de gobierno tendrá que sacar a relucir aquello por lo que tanto se lo ha criticado hasta por sus mismos seguidores, como lo es su capacidad política para mediar ante sus militantes y dirigentes partidarios. En la cancha se muestran los pingos, y es en el barro político donde el empresario devenido en jefe de gobierno porteño deberá mostrar sus cualidades para manejarse en el tan bastardeado mundo de la política, y sortear todas las dificultades que muestra diariamente el mismo.
Fuente: CNA
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Situacion critica
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