
Los políticos en la Argentina en su gran mayoría, suelen tener actitudes hipócritas en cada una de sus manifestaciones y actos. Por qué la clase política acostumbra ser hipócrita a la hora de ganar votos entre la ciudadanía
En épocas de campaña electoral vemos cómo los partidos políticos nos inundan con mensajes con las “soluciones” que dicen tener para los problemas más urgentes de la población, y que una vez terminadas las campañas y llegados al poder, se olvidan de todas las promesas preelectorales que habían realizado y piensan más en el bien particular que en el general.
En la Argentina hemos estado llenos de personajes que decían que una vez en el poder iban a hacer una cosa, cuando en realidad pensaban otra bien distinta, pero que en épocas de campaña decían lo contrario a lo que pensaban, por el solo hecho de ganar unos votos más que lo catapultaran al poder.
La hipocresía ha contaminado el discurso político de la Argentina de hoy, donde se dice una cosa, cuando en realidad se quiere decir todo lo contrario, pero que por conveniencia política no se lo dice, por miedo a la sensación que eso puede tener en la población. La hipocresía parece estar inmersa en el interior de cada uno de los políticos que nos representan en la función pública, que quieren aparentar algo que no son, y sabiendo que lo que realmente piensan está mal o hace daño a la mayor parte de la sociedad, lo ocultan hasta el momento de llegar a la cúspide, en el cual sacan a relucir su verdadero ser.
Gran parte de la culpa de tener una clase política hipócrita es de los mismos ciudadanos, que a la hora de votar no castiga a aquellos que hicieron de la hipocresía una forma cotidiana de vivir. Si se los castigara frecuentemente a estos personajes, seguramente la Argentina no sufriría tanto como lo que ha venido sufriendo en las últimas décadas, donde la verdad se ha desdibujado de tal manera, que es difícil encontrarla.
La naturalidad con que gran parte de la ciudadanía argentina asume estas acciones de los funcionarios públicos, es difícil de comprender en el resto del mundo, donde actitudes contrarias a lo que se dijo en épocas de campaña electoral, son castigadas en las próximas elecciones, donde resultan humillantemente derrotados aquellos que mintieron a la sociedad para conseguir un fin. Recordemos sino lo que le sucedió a José María Aznar en el marzo del 2004, cuando salió a decir públicamente que los autores del atentado a la Estación de Atocha había sido la organización terrorista vasca ETA, cuando ya tenían indicios claros de que habían sido terroristas de Al Qaeda, y el electorado español castigó esa mentira en las urnas, dándole el triunfo al socialista José Luis Rodríguez Zapatero, en detrimento del oficialista Mariano Rajoy.
Para que reine la hipocresía en la clase política de nuestro país, tiene que haber una sociedad que asimile estas acciones como naturales sin darles el castigo que realmente se merecen, por ir sencillamente en contra de los buenos actos. La sociedad argentina tendría que aprender de estas sociedades el castigo que se les da a aquellos que mienten y hacen de la hipocresía su principal arma política.
Por eso, se hace imprescindible un cambio en la mentalidad de la sociedad argentina, para que de esa manera también cambie la mentalidad de nuestra clase política, ya que los políticos son el fiel reflejo de la sociedad en la que viven. Si la sociedad cambia, la hipocresía se destruirá por sí misma, pero si se sigue como hasta el momento, los hipócritas se seguirán alimentando y la decadencia argentina irá en aumento.
A propósito : No les dió "cosita" ver a algunos personajes del RECONTRAPASADO de la politica vernácula discurseando, "haciendo rostro" y acaparando escenario durante las excequias de Raúl Alfonsín ? .
Ver en cámaras al "Coti" Nosiglia, Leooldo Moreau, Fernando de La Rúa, Federico Storani, Casella ....... la verdad .... fué muy fuerte para quienes piensan que la renovación de la pólitica todavia es posible .
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