22/6/09

ESTRATEGIAS PINGUINAS POSTELECTORALES

EL PACIFICADOR
Como ha sucedido desde que asumió la Presidencia de la Nación en el año 2003, hasta el presente, los movimientos de Néstor Kirchner han condicionado y de alguna manera marcado el calendario político de propios y opositores. Una influencia que se verá acentuada a partir del 29 de Junio próximo.

El resultado que arrojen las próximas elecciones legislativas sólo puede acelerar algunas acciones y su intensidad, pero de ninguna manera cambiar la estrategia que el santacruceño ya tiene definida en su cabeza, en la cual el control del Partido Justicialista es un objetivo central.

Daniel Scioli, juega su futuro político y Alberto Ballestrini se prepara para sucederlo.El Jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez, y el titular de IOMA, Javier Mouriño, conversan reservadamente con algunos gobernadores provinciales, mientras los Intendentes del conourbano bonaerense se quejan por lo bajo de las actitudes confrontativas de Néstor Kirchner. A todos los preocupa la pérdida de caudal electoral del Partido Justicialista, que atribuyen al particular estilo del santacruceño, y buscan consensuar un nombre que marque el camino de la unificación del peronismo.

También Kirchner lo desea, pero sin incluir a los más destacados referentes del denominado peronismo disidente (Francisco De Narváez, Luis Barrionuevo y Carlos Reutemann, principalmente), y reteniendo la Presidencia del partido. Kirchner todavía duda en que hacer con su principal candidato testimonial, Daniel Scioli, pero estaría más inclinado a pedirle que asuma su banca de Diputado Nacional, con la promesa de convertirlo en el candidato presidencial para el 2011 del justicialismo unificado.

El Gobernador también duda (la confianza mutua nunca ha sido un activo que pudiera exhibir la dupla), pero se entusiasma. En su entorno, las opiniones están divididas y se esperan varios cimbronazos post electorales que incluirían la renuncia de algunos de sus más cercanos colaboradores y familiares.

Scioli en el Congreso Nacional es fundamental para las aspiraciones de Kirchner. De esta manera refutaría en forma contundente las críticas que llueven sobre su principal candidato testimonial, que dejaría de serlo al asumir efectivamente su banca, y se constituiría en el punto de partida de su plan político para llegar al 2011.

Para Scioli el panorama parece ser distinto, y por demás, riesgoso. Por eso envía sus emisarios a gobernadores e intendentes prometiendo marcar algunas diferencias con Kirchner luego de las elecciones. Los necesita para no quedar definitivamente atado a la suerte de este, aunque ya sea tarde para esto.

Kirchner, por su parte, colocará a Alberto Ballestrini en la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, con una doble misión. Por un lado conseguir que su gestión contraste con las falencias que demuestra la del ex motonauta, principalmente en cuestiones de seguridad. Pero la más importante será conseguir que, a excepción de los ya nombrados, y con fuerte apoyo financiero, todos quienes hoy militan en las filas de la disidencia peronista tengan las puertas abiertas para regresar al justicialismo, presidido por Kirchner, por supuesto y previo a ratificar esta decisión en una elección interna.

¿Serán estos hombres los que luego deberán ratificar a Scioli como candidato presidencial para el 2011, para que el santacruceño cumpla su promesa?

Debería ser, pero al parecer, hasta el mandatario bonaerense desconfía.

Por un lado manda a sus hombres a tantear a los gobernadores, por otro esquiva definiciones con los Intendentes, y también (de ser ciertas las versiones que lo dan como protagonista de un encuentro secreto con directivos de la Sociedad Rural Argentina a quienes prometió varios millones de pesos de las partidas de ayuda que recibirá en los próximos días de la Ansess), comete errores. Kirchner los deja pasar, y seguramente los utilizará en su contra cuando llegue el momento de conversar sobre candidaturas.

En este contexto, la principal víctima de la unificación del justicialismo, sería el propio Scioli, que de Vicepresidente pasó a Gobernador y luego a Diputado, mientras se probaba la banda presidencial en privado. Si la guerra santa de Kirchner contra algunos medios de comunicación (Clarín y La Nación, principalmente), y grupos de intereses que pujan por recuperar los privilegios del pasado, tiene éxito, algo difícil pero no imposible, la forma de hacer política en Argentina habrá cambiado para siempre. Y ese cambio no necesariamente incluye a Daniel Scioli, un clásico ejemplo de gestión pública aliada a los medios.


Fuente: INFORME RESERVADO

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