COBOS AL PODER / HASTA EL PRÓXIMO INCENDIO
El radicalismo consagraría la candidatura de Cobos, quien a su vez, piensa luego renunciar a la Vicepresidencia para dedicarse de lleno a su campaña electoral.
Enrique “Coti” Nosiglia, se convertiría nuevamente en el articulador de un pacto con el peronismo, principalmente con Eduardo Duhalde, que garantice al radicalismo que ante un eventual triunfo de su candidato ¿en 2011?, no repetirán “la movida” con la que empujaron a Fernando De la Rúa.
Nosiglia desconfía, por lo que por debajo de la mesa, conversa en paralelo con Mauricio Macri, quien seguramente y para sorpresa de muchos no se candidateará a Presidente de la Nación, a quien piensa utilizar como escudo ante la eventual traición peronista.
Duhalde divulga a los cuatro vientos que el próximo Presidente no saldrá del peronismo, pronunciando el nombre de Cobos.
Luis Barrionuevo siembra tormentas señalando que “si nosotros apuramos la normalización del PJ, podemos precipitar el fin del Gobierno”.
La estrategia de Duhalde ha sido bien leída por Nosiglia: que le exploten al mendocino todos los males que dejará el kirchnerismo cuando se aleje del poder, para luego regresar él, Duhalde, como candidato presidencial de nuevas elecciones anticipadas.
Kirchner apoyaría esta movida. A cambio, Duhalde estaría dispuesto a devolverle al santacruceño el único favor que este le hizo durante los últimos seis años: mantenerse al margen y no fogonear las causas judiciales.
Daniel Scioli deberá resignar sus apetencias presidenciales, y conformarse con seguir como Gobernador. La gran víctima será, sin dudas, Francisco De Narváez, a quien Duhalde le ha bajado definitivamente el pulgar.
Hace algunos días, luego de conocidos los resultados electorales, el Vicepresidente de la Nación, Julio César Cleto Cobos, se reunió con importantes referentes de la Unión Cívica Radical, entre los que se destacaban Enrique Nosiglia y Leopoldo Moreau. Cobos, favorito presidenciable para el 2011, solicitó apoyatura y control del aparato partidario radical, un pedido escuchado por sus interlocutores, pero sin respuesta en ese instante. Días después, luego de deliberaciones, le hicieron conocer al presidenciable la decisión: ni hablar de control partidario, pero apoyo amplio de la UCR siempre y cuando se mantenga dentro de la estructura del radicalismo, no con su agrupación.
El Vicepresidente Cobos no tiene una buena relación con Moreau, de hecho amenazó con armar una alianza con Francisco De Narváez en la provincia de Buenos Aires para las elecciones pasadas del 28J. La respuesta no tardó en llegar: “Si vas con De Narváez, olvidate de nosotros. De ninguna manera vamos a perder identidad apoyando a un candidato que ni siquiera es aceptado por sus pares peronistas y que ‘es sólo billetera’”. Luego de aceptar el consejo de que arreglara sus diferencias con Moreau, aunque más no sea por conveniencia (porque sino le puede complicar y mucho el panorama bonaerense), el asunto parece haber quedado definido.
El radicalismo espera tener resuelta su interna antes del mes de Julio del año 2010, donde deberán elegirse autoridades de todos los órganos partidarios, que luego consagrarían la candidatura de Cobos, quien a su vez, ya lanzado como "el candidato", piensa renunciar a la Vicepresidencia para dedicarse de lleno a su campaña electoral.
Enrique “Coti” Nosiglia, por otra parte, se convertiría nuevamente en el articulador de un pacto con el peronismo, principalmente con Eduardo Duhalde, que garantice al radicalismo que ante un eventual triunfo de su candidato en las presidenciales del 2011, no repetirán “la movida” con la que empujaron a Fernando De la Rúa, haciéndole pagar los platos rotos del desastre menemista, para luego tomar el poder.
Nosiglia, viejo conocedor de los avatares políticos, desconfía de cualquier acuerdo que proponga el ex Presidente Duhalde, y por eso, por debajo de la mesa, conversa en paralelo con el máximo referente del PRO, Mauricio Macri, quien seguramente y para sorpresa de muchos no se candidateará a Presidente de la Nación, sino que tratará de “repetir” como Jefe de Gobierno, y a quien Nosiglia piensa utilizar como escudo ante la eventual traición peronista.
Segundas líneas de ambos bandos, conversan, se tantean, y pasan mensajes de sus jefes, semanalmente, entre el vapor de un conocido local de baños ubicado en el centro porteño.
Por el lado del peronismo, Duhalde considera que la delicada situación interna del partido sobre el que pretende tomar las riendas, no le permitirá llegar con una estructura normalizada a las elecciones del 2011, por lo cual, a través de sus hombres de confianza, divulga a los cuatro vientos la versión de su convencimiento sobre que el próximo Presidente no saldrá del peronismo, pronunciando para el “sillón de Rivadavia”, el nombre de Cobos.
El gastronómico Luis Barrionuevo reafirma esta versión considerando que “el candidato de la Coalición es Cobos”, se alinea como brazo sindical de Duhalde, a quien considera “la única persona que puede contener a todo el peronismo”, y agudiza los males de nuestros tiempos, cuando por su parte, y sin titubear, afirma que “la gobernabilidad está en peligro, por la debilidad del Gobierno”. Pero va más allá, plantea la posibilidad de una nueva fecha, distinta al 10 de Diciembre del 2011, para el cambio de mando: “Si nosotros apuramos la normalización del PJ, podemos precipitar el fin del Gobierno”. “Veo a Cobos terminando el mandato”, de Cristina Fernández de Kirchner.
En realidad, la estrategia de Duhalde ha sido bien leída por Nosiglia: que le exploten al mendocino todos los males que dejará el kirchnerismo cuando se aleje del poder, para luego volver el peronismo como salvador, con él, Duhalde, como candidato presidencial de nuevas elecciones anticipadas.
Hasta el propio Kirchner apoyaría esta movida: Cobos no tiene el perfil de investigador que pudiera complicar su situación ante la justicia, sin que Kirchner por otra parte, se encargue de que alguien le recuerde su pasado turbulento al frente de la Gobernación de Mendoza.
Duhalde, a su vez, aspira a que Kirchner no complique su ambición de volver a controlar el partido justicialista (algo que el santacruceño hace saber que no será fácil, a pesar de que sus verdaderas intenciones son otras), que le servirá de plataforma presidencial. A cambio, también estaría dispuesto a devolverle al hasta hace poco titular del PJ, el único favor que este le hizo durante los últimos seis años: mantenerse al margen y no fogonear las causas judiciales que más preocupan al caudillo de Lomas de Zamora.
En este contexto, Daniel Scioli deberá resignar, al menos por ahora, sus apetencias presidenciales, y conformarse con “repetir” como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires.
La gran víctima será, sin dudas, Francisco De Narváez, a quien Duhalde le ha bajado definitivamente el pulgar. Según sus íntimos, no quiere volver a equivocarse como le pasó con Kirchner, y considera que De Narváez, su ego y su dinero, pueden resultar aún más incontrolables que el ex Presidente
Fuente: Informe Reservado
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