El largo recorrido entre Firmenich y Daniel Hadad
Peronista y católico devoto. Militó en la guerrilla. En los 90, se dedicó a los negocios y se codeó con el poder. Montoto formó parte de Montoneros y después fue abogado de Mario Firmenich. Siempre mantuvo su vocación peronista. Desde los 90 se dedicó a los negocios, como el ferroviario, y se vinculó con el poder político y mediático.
Mario Montoto es la clase de hombre a quien la muerte le perdonó la vida más veces que a un gato. Cumplirá 53 años este 23 de diciembre y podrá “agredecer a Dios y a la Virgen” por estar vivo, como acostumbra hacer todas las mañanas, entre el último sueño y el desayuno. Siempre fue un católico practicante.
Su nombre de guerra era Pascualito, fue secretario de Mario Firmenich, el polémico ex líder de “la Orga”, y su apoderado legal durante los 80. Por ese último lazo con Firmenich, el periodista Miguel Bonasso acusó a Montoto de vincular a la corriente Peronismo Revolucionario –continuación política de Montoneros– con Carlos Menem y haber aportado dinero a su campaña presidencial a cambio de los indultos a los ex jefes guerrilleros. Montoto siempre lo negó, pero sí reconoció que trabajó para los indultos.
Montoto nació en la ciudad de La Plata y fue uno de los fundadores de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), la agrupación que integraron los adolescentes víctimas de La Noche de los Lápices, durante el último gobierno militar. Siendo estudiante secundario, Montoto comenzó a militar en Montoneros y en 1975 sobrevivió a un atentado de la Triple A, cuando le apuntaron en la cabeza y la bala nunca salió.
Su primer matrimonio fue con la militante montonera María Inés Raverta, madre de sus dos primeros hijos, víctima del Plan Cóndor en 1980. Raverta estaba en Lima, Perú, cuando un comando del Ejército argentino la secuestró intentando dar con el ex jefe montonero Roberto Perdía. Aún continúa desaparecida.
Algunos rastros del pasado todavía le hacen sombra al próspero empresario que ahora asesora al gobernador Daniel Scioli en asuntos de seguridad. Un enorme cuadro de Evita en blanco y negro le cuida las espaldas en su lujosa oficina de Puerto Madero, justo enfrente de la que supo ocupar el ex presidente Néstor Kirchner, con quien, a pesar de los negocios, no lo une una buena relación.
Con los enemigos a cuestas.
Montoto no sólo aprendió a hacer buenos negocios con quienes fueron sus peores enemigos. También los llevó a trabajar para él: incorporó a su empresa especializada en Defensa a militares retirados. Corporación para la Defensa del Sur (Codesur) nació en 2003, justo a tiempo con la llegada de Néstor Kirchner al poder. Tuvo a cargo el mantenimiento del avión presidencial Tango 01, del submarino Salta y de los helicópteros Bell del Ejército. Además, es socio de empresas israelíes y estadounidenses especializadas en defensa. Antes de incursionar en el negocio de la defensa y la seguridad –le vendió a la ciudad de Buenos Aires cámaras de seguridad a través de la empresa Global View–, se asoció a Sergio Taselli en Metropolitano para la concesión del ex Ferrocarril Roca. Montoto también se animó a los medios de comunicación: tiene una revista especializada en su materia favorita –defensa– denominada DEF y su propio programa de televisión por cable –del mismo nombre que la publicación gráfica–, conducido en C5N por Muriel Balbi, ex novia de Aníbal Ibarra.
También es asiduo visitante del café Módena, del que es titular de la mitad de la propiedad. Su lista de íntimos amigos está manchada de polémica: además de Scioli, Firmenich y el ya fallecido Rodolfo Galimberti –otro ex montonero que devino en empresario–, mantiene una gran amistad con el empresario de Medios Daniel Hadad y la consultora Alejandra Rafuls, que se encarga de manejar su relación con la prensa.
Fuente: Perfil
No hay comentarios:
Publicar un comentario