12 de agosto de 1907 - 13 de junio de 1953
El Ateneo “LEANDRO ALEM” de la Unión Cívica Radical recuerda un nuevo aniversario del fallecimiento de Moisés Lebenshon, ocurrido el 13 de junio de 1953, luchador consecuente contra los privilegios de los poderosos, incorruptible en sus ideales y ejemplar en su conducta austera y proba..
Moisés Lebenshon, nació en Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1907; su familia se radicó en Junín, donde ejerció su profesión de abogado y periodista. Así, a los 24 años en 1931 fundó el diario "Democracia", ejemplo de periodismo comprometido con los valores democráticos aún en la actualidad.
Moisés Lebenshon, nació en Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1907; su familia se radicó en Junín, donde ejerció su profesión de abogado y periodista. Así, a los 24 años en 1931 fundó el diario "Democracia", ejemplo de periodismo comprometido con los valores democráticos aún en la actualidad.
Lebenshon, fue un activo militante de la Unión Cívica Radical. Puede decirse de él sin margen de equivocación que fue el gran organizador de la juventud radical, herramienta fundamental para la renovación del radicalismo que debía realizarse indefectiblemente para retomar la senda emancipadora y antiimperialista definida por Hipólito Irigoyen.
La principal preocupación y tarea de Lebensohn fue precisamente darle mayor autonomía y sistematización a los fundamentos doctrinarios del radicalismo, definiéndolo claramente como una expresión política de avanzada, liberadora, popular y progresista.
Es curioso, pero a pesar de sus condiciones intelectuales y capacidad organizativa, Lebensohn casi no tuvo oportunidad de desempeñar cargos electivos: solamente fue concejal (electo en 1936) y convencional nacional constituyente (electo en 1949).
La principal preocupación y tarea de Lebensohn fue precisamente darle mayor autonomía y sistematización a los fundamentos doctrinarios del radicalismo, definiéndolo claramente como una expresión política de avanzada, liberadora, popular y progresista.
Es curioso, pero a pesar de sus condiciones intelectuales y capacidad organizativa, Lebensohn casi no tuvo oportunidad de desempeñar cargos electivos: solamente fue concejal (electo en 1936) y convencional nacional constituyente (electo en 1949).
Su actuación estuvo más bien centrada en la tarea militante y de conducción política en el desempeño de funciones directivas partidarias en la Unión Cívica Radical. Entre los años 1938 y 1946 fue artífice del Movimiento de la Juventud Radical que realizó cuatro congresos nacionales, siendo los más importantes el de Córdoba (mayo de 1938) y el de Chivilcoy (mayo de 1942). Ese “Grito de Chivilcoy”, como gustaba decir Lebensohn, sacudió las adormecidas conciencias que desde dentro y fuera del partido estaban esperando una aurora de redención. De allí surgieron los fundamentos ideológicos que sirvieron de base para la fundación el 4 de abril de 1945 del Movimiento de Intransigencia y Renovación, del cual fue activo dirigente, inspirador de la Declaración de Avellaneda cuyos principios recogió en 1948 la Honorable Convención Nacional del radicalismo como Bases de Acción Política y Profesión de Fe Doctrinaria. Lebensohn fue también presidente del Comité de la UCR de la provincia de Buenos Aires.
Combatió los viejos métodos electorales, como la "política del servicio personal", que convertían al partido en una maquinaria electoral dominada por caudillejos que luchaban mas por la conquista de prebendas que por ideales. Impulsó el voto directo de los afiliados para combatir las corruptelas de camarillas internas. Fue uno de los más lúcidos de su generación, por cierto brillante, integrada por hombres de la talla de Frondizi, Balbín, Larralde, Noblía, Sobral y los Mercader.
Su salud quebrantada lo llevó a una muerte temprana en la más absoluta pobreza el 13 de junio de 1953 Moisés Lebensohn fue un luchador consecuente contra los privilegios de los poderosos, incorruptible en sus ideales y ejemplar en su conducta austera y proba.
Consagró una máxima que guió su vida y sirve de ejemplo aún hoy. El desafío del auténtico hombre político es conjugar
"DOCTRINA PARA QUE NOS COMPRENDAN Y CONDUCTA PARA QUE NOS CREAN".
Ateneo “LEANDRO ALEM”
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