6/12/10

POLÍTICA - SOBRE DOBLES DISCURSOS

Maniobra de Sanz y Morales en contra de los partidos chicos
en un acuerdo con el kirchnerismo
Archivaron en el Senado el veto parcial a los artículos de la reforma política que aplazaba a 2011 los nuevos requisitos para participar de elecciones, lo que complicaa partidos chicos a cometir el año que viene. En Diputados, los radicales rechazaron esa modificación, pero sus pares en la Cámara alta ignoraron el tema. Incluso, se desentendieron en la última sesión del año, cuando había estaba incorporado a la orden del día.

La Historia

Hace sólo un año, Gerardo Morales y Ernesto Sanz, presidente del partido y titular del bloque por ese entonces, se levantaron intempestivamente de la reunión de Comisión en la que se trataba el proyecto para reformar los requisitos de participación y realización régimen electoral –conocido como reforma política-, anticipando su rechazo en el recinto, que no impediría la sanción de la ley.

El kirchnerismo, con el jefe de bloque Miguel Pichetto a la cabeza, repudió esa actitud y los acusó a de estar de acuerdo con el proyecto fogoneado por el Gobierno y oponerse sólo para la tribuna.

Era cierto el acuerdo?

Ahora, esa tesis parece tener algo de cierto: este año, Morales y Sanz, con roles invertidos, fueron cómplices del oficialismo en archivar el tratamiento del veto parcial a esa ley que hizo la presidenta con el objetivo de endurecer aún más los requisitos para los partidos chicos.

La maniobra, denunciada todo el año por los líderes de las fuerzas menores, quedó a la vista en la última sesión ordinaria cuando el destino del veto estaba en el orden del día y los radicales dejaron que la sesión terminara sin su tratamiento con lo que el mismo quedó firme .

Lo que estaba a consideración eran los dictámenes que la Comisión de Trámite Parlamentario hizo sobre el decreto 2004 firmado el 11 de diciembre de 2009, sólo un día después del final de las sesiones ordinarias y del recambio de composición en el Congreso que dejó al kirchnerismo en minoría.

Disponía la eliminación de los artículos 107 y 108 de la ley de reforma política, que aplazaban al 31 de diciembre de 2011 los requisitos que los partidos deben reunir para participar de los comicios, una forma de darles plazo a las fuerzas chicas y no abortarles su participación en las elecciones del año próximo.

Con ese plazo el Gobierno intentó sumar más aliados que le garanticen la sanción de la ley, pero no lo consiguió.

Con el veto, hizo pagar el costo de esa descortesía.

El requisito más complicado de cumplir es el de reunir en cada provincia afiliaciones equivalentes a un 4 por mil de los electores.

Al vetarse esa prórroga, los jueces federales de cada provincia comenzaron este año enviando cartas documento a los partidos que no reunían esas afiliaciones en sus jurisdicciones. Resultaron perjudicados sellos de habitual participación electoral como el Partido Comunista, el Partido Humanista, el Movimiento de Integración de Desarrollo (MID) y el Partido Socialista Auténtico, obligados a desdibujarse en alianzas que le permitan tener sus candidatos en algunas provincias.

La trampa en el Senado

El veto presidencial fue rechazado por los ocho opositores de la comisión de trámite legislativo, entre ellos cuatro radicales (los diputados Rubén Lanceta y Juan Pedro Tunessi y los senadores Ramón Mestre y Luis Naidenoff). Y ese dictamen fue el que triunfó con holgura en el pleno de Diputados.

Pero en el Senado nunca se trató, pese a los insistentes reclamos de los apoderados de las fuerzas perjudicadas, que les pedían a los senadores radicales un poco de coherencia con sus correligionarios.

Y el miércoles 23 de noviembre, en la última sesión ordinaria del año, la díscola formoseña Adriana Bortolozzi, alejada del bloque kirchnerista en marzo, pidió tratar ese veto de una buena vez. Nadie objetó su moción pero cuando la sesión extirpaba, el quórum se fue sin que ningún radical protestara.

Sólo la salteña Sonia Escudero, del Peronismo Federal, advirtió la maniobra y recordó que el veto estaba pendiente. Pero nadie se quejó, Y pasada la medianoche los kirchneristas se fueron sin reproche alguno.

El doble discurso

Sólo una semana después, Sanz promovió un amparo de su partido para exigir al Gobierno la promulgación inmediata de la manoseada reforma política, un trámite que nunca llegó. Pero, claro, nada dijo de los dos artículos que ayudó a vetar.

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