Las FFAA y Puricelli pagarían el enojo con la Justicia de Ghana (?)
La incertidumbre por el ascenso del jefe de la Armada, vicealmirante Daniel Alberto Martin, alimenta otras versiones, aún más preocupantes acerca de próximos pasos de la Comandante en Jefe, Cristina Fernández de Kirchner.

Vicealmirante Daniel Alberto Martin, a quien se le complicó llegar a almirante.
"Mientras la Fragata Libertad se acerca a la
Argentina -ayer se encontraba a 1350 kilómetros de Salvador de Bahía, en
Brasil-, se torna incierta la situación del jefe de la Armada, Daniel Alberto
Martin.
El jueves último, minutos antes de conceder ascensos a
163 militares, la Presidenta dejó sin firmar su designación como almirante,
pese a que el pliego fue aprobado hace más de un mes por el Senado.
La confusión sobre el ascenso es tal que el Ministerio
de Defensa y la agencia estatal Télam lo habían anunciado expresamente, al
informar el mismo jueves sobre las promociones del personal militar. (...)
Fuentes navales consideraron probable, incluso, que sea removido del cargo,
luego de que la Fragata amarre el 9 de enero en la Base Naval de Mar del Plata.
A los marinos no les extrañaría que la Presidenta disponga un descabezamiento
de la cúpula naval una vez repatriado el buque escuela, en una renovación que
podría extenderse a las otras fuerzas y a la conducción política del área de
Defensa. (...)".
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La
ceremonia realizada en el salón blanco de la casa de gobierno el pasado jueves,
terminó con un sabor amargo para la cúpula de la conducción naval. El
29/11/2012 el Senado aprobó el pliego de ascenso al grado de Almirante del
actual jefe de la fuerza, vicealmirante Daniel Alberto Martin. Solo faltaba que
–tal como es práctica- 24 o 48 horas después la Comandante en Jefe de las FFAA,
firmara el decreto respectivo para que el Jefe Naval pudiera estrenar sus
jinetas con 4 estrellas que, oportunamente, habían sido subidas desde
el local de “atributos militares” ubicado en la playa de
estacionamiento del Edificio Libertad, hasta sus oficinas del piso 13 del mismo
edificio.
Los días pasaron y seguramente, las alternativas de la
liberación de la fragata ARA Libertad, la llamada 'Ley de Medios', la
reapertura del canje de la deuda, la expropiación del predio de la Sociedad
Rural o quien sabe cuántas cosas más, fueron dejando postergada la firma del
decreto y, por lo tanto, las jinetas con 4 estrellas fueron prolijamente
guardadas en un cajón del escritorio del Jefe de la Armada.
Llegó así el día de proceder a la entrega de sables a los
nuevos generales de Brigada, contraalmirantes y brigadieres, y ahí sí
–según le comunicó el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, al vicealmirante-,
se produciría EN PUBLICO, la entrega del ascenso prometido
Uno a uno, los nuevos popes militares fueron
recibiendo sus sables hasta que el locutor oficial anunció que la ceremonia se
daba por finalizada. Puricelli, acostumbrado a no atajar ninguna pelota,
miró al jefe de la Armada y ensayo una frase parecida a... “se habrá
olvidado, ahora le averiguo”.
Obviamente, jamás regreso con la respuesta.El viernes 28/12, en el coqueto triplex de Avenida del Libertador y Avenida Coronel Diaz, el vicealmirante ofreció una cena de bienvenida a los nuevos contraalmirantes y también a los viejos. El tema obviamente no pudo ser soslayado. Los más perspicaces notaron que el jefe de la Armada aún no mudó sus pertenencias personales a la vivienda oficial; como intuyendo que su futuro es incierto y que no depende solo de las internas navales
Es que la crisis por la retención de la fragata Libertad,
superada con éxito en el plano diplomático, ha servido de detonante para romper
el frágil equilibrio que reinaba en el Ministerio de Defensa el que
-a falta de guerra con otro país– se encuentra en conflicto
permanente desde la partida de Nilda Garré.
Algo que nadie duda es que durante el reinado de Nilda,
había alguien que mandaba, no había demasiado lugar para
internas y la 'comandante Teresa' hacía y deshacía a su antojo
(menos con el almirante Jorge Omar Godoy al que no pudo
desalojar del cargo por más que su gestión estuvo plagada de motivos para
hacerlo)
Pero Puricelli nunca llegó a entender de que se
trataba el negocio castrense. Para empezar, el primer día de su
gestión nombró como jefe de Prensa del ministerio a un suboficial de la
Armada en actividad; situación que ubicó al pobre hombre en la
incómoda situación de pasar a estar muy por encima de cualquier general
o almirante, con todo lo que ello implica. Además, el suboficial tenía
una vocación periodística que canalizaba escribiendo columnas para el
diario La Nueva Provincia, de la familia Massot, lo que generó un
escándalo de proporciones a poco menos de una semana de iniciada la gestión.
Los Massot no son bien vistos por el kirchnerismo cristinista.
Volviendo a la fragata, la guerra desatada por el deslinde
de responsabilidades relacionadas con la elección del puerto de Tema, Ghana,
como lugar de recalada de la nave, terminó con una clara derrota del
ministro de Defensa, quien terminó admitiendo que la responsabilidad era de su
cartera. Él intentó, asimismo, deslindar responsabilidades en el secretario
de Relaciones Internacionales, Alfredo Forti, pero éste, muy respaldado
por Garré (que sigue teniendo un fuerte pie dentro del Ministerio de Defensa),
se negó a renunciar y obtuvo respaldo adicional de la Presidencia de la Nación.
Puricelli debió contentarse con pasar a disponibilidad a un
almirante totalmente ajeno a cualquier decisión (el secretario General Naval,
Luis Gonzalez Day) y al comodoro Alfredo Mario Blanco,
quien paradojicamente se había alejado de la Armada 4 meses antes
de ser “echado” por el ministro.
La salida del almirante Carlos Alberto Paz fue
por decisión propia al no tolerar que culparan a sus hombres por una decisión
totalmente ajena a la Marina.
Otra figurita que Puricelli quiso desplazar (por otros
motivos) es el subjefe del Ejército, general César Milani,
quien por ahora sigue siendo quien realmente manda en esa cartera.
Asi las cosas, el próximo 09/01/2013, luego que la fragata
se encuentre bien amarrada al muelle de la base naval y una vez que la
Presidente pise su cubierta se esperan con gran inquietud 2 anuncios:
> el 1ro., y tal vez el más temido, es el cambio
de nombre de la fragata. La embarcación fue ideada por el almirante
Isaac Francisco Rojas, puesta a flote por la Revolución
Libertadora y bautizada “Libertad” por Sara Herrera,
esposa del general Pedro Eugenio Aramburu, “merece luego de su
liberación tener un futuro más nacional y popular”. Este cambio de nombre
arrastrará también al del Edificio Libertad y el de algunas otras unidades
navales con nombres otorgados por gobiernos de facto.
> El otro anuncio será la definición de la nueva
conducción superior de las 3 Fuerzas Armadas, con la segura salida de
Puricelli, del jefe del Ejercito, general Luis Alberto Pozzi; y casi
seguramente del vicealmirante Martín, quien conservará como un
recuerdo las paletas doradas con las anheladas 4 estrellas.
Durante el fin de semana se escuchó mucho en los ambientes marinos el nombre del contraalmirante Gastón Fernando Erice como nuevo jefe de la Armada, pero quienes conocen la mentalidad K (?) indicaban que el hecho que su nombre suene... es garantía que nunca llegará al cargo.
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