23/10/08

ARTURO FRONDIZI - Centenario de su natalicio


ARTURO FRONDIZI

SEMBLANZA DE UN ESTADÍSTA POLIFACÉTICO

Por Esteban Turcatti *


Arturo Frondizi nació el 28 de Octubre de 1908 en Paso de los Libres, Provincia de Corrientes. Allí cursó la escuela primaria, iniciando el ciclo secundario en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, completándolo en el Colegio Nacional de Buenos Aires.


En la Universidad de Buenos Aires se recibió de abogado obteniendo medalla de oro, que rechazó en protesta por el derrocamiento de Hipólito Irigoyen. Los siguientes años estuvieron dedicados a la defensa de presos políticos y gremiales. El mismo estuvo preso y, aunque nunca hizo alarde de valentía en una oportunidad, durante el gobierno militar de Uriburu enfrentó a un oficial de caballería sable en mano, con serio riesgo de su integridad física. Militaba por entonces en el radicalismo yrigoyenista, iniciando una carrera política que coronaría como Presidente de la Nación en 1958, pero que continuaría hasta su muerte en 1995.

Los aspectos relevantes de su vida política quedaron registrados en la historia del país, y particularmente la época presidencial, estuvo caracterizada por las innovaciones conceptuales y de hecho que transformaron la estructura productiva nacional, sin que el cambio pudiera consolidarse a consecuencia del golpe de estado que lo desplazó del poder en 1962.

La “Batalla del Petróleo” fue, quizás, el hecho más emblemático de su gobierno, resistido por los intereses de la importación y por quienes no entendieron el papel fundamental que su extracción significaba para iniciar un programa destinado a superar el subdesarrollo argentino. La referencia viene al caso porque Frondizi, que había escrito “Petróleo y Política”, donde defendía la explotación estatal del recurso, no dudó en alterar puntos no esenciales de su pensamiento al realizar los contratos petroleros –no concesiones- que permitieron el autoabastecimiento, haciéndose la salvedad de que el Poder Ejecutivo envió al Congreso y fue sancionada, la ley que declaró propiedad exclusiva del Estado Nacional a los yacimientos de hidrocarburos. Dijo más de una vez: ¿Qué era más importante entonces, la imagen del escritor o el interés nacional? He aquí el rasgo de un estadista, que privilegió el bien del país con vistas al futuro, a los réditos políticos del momento.


Gozó del respeto y de la admiración de los líderes mundiales contemporáneos, sin vanidad ni falsas modestias; Kennedy, Eisenhower, De Gaulle, Adenhauer, Nerhú, Sukarno, los papas Paulo VI, Juan XXIII, Juan Pablo II, e Hiroito, (por primera vez un emperador japonés fue a recibir a un madatario extranjero), elogiaron su condición de estadista. Y André Malraux, ministro de Cultura de Francia le expresó a un miembro de la comitiva argentina en ocasión de la visita de Frondizi: “Lo felicito, es una suerte, porque el Dr. Frondizi sería un Presidente de lujo para cualquier gran Nación de Europa”.

Eran reconocimientos calificados, vertidos por personalidades mundiales. Pero sorprendentemente, Frondizi también generó manifestaciones populares en el exterior, como la antes nunca vista recepción a un mandatario extranjero en las calles de Nueva York, en 1959.


Expresiones de admiración ya habían tenido lugar en la Argentina; Arturo Jaureche había expresado: “Por primera vez en la Historia Argentina, un intelectual recibe el apoyo del pueblo o, dicho de otra manera, por primera vez el pueblo no está contra el intelectual”, y David Viñas complementó: “Un tipo de aspecto profesoral pero que no vivía en las nubes. Libros y realidad: La síntesis esperada durante años.”

Lo caracterizaba, precisamente, su poder de síntesis, con dichos tan simples como “De nada vale que algo sea barato, si no hay con que comprarlo”, “Los argentinos somos los únicos culpables de lo que nos pasa”, “Sin desarrollo nacional no hay bienestar ni progreso” y tantos otros que aún perduran.

Ya en vísperas de su derrocamiento Frondizi expresó “No me suicidaré, no me iré del país, no cederé”, y el cumplimiento de estas afirmaciones quedó confirmado cuando confinado en Tunquelén, ante una amenaza cierta contra su vida y la posibilidad de pasar a Chile, prefirió cumplir con su palabra y quedar en el país.

Quedó entonces la doctrina del Desarrollo Nacional y un Frondizi firme en sus convicciones, señalando siempre el camino del progreso con su acción directa y literaria, llamando a la unión de los argentinos y a evitar antagonismos generados por diferencias del pasado. Dijo al respecto; “Cuando se estudia el pasado tenemos que hacerlo guiados por una noción integradora de la historia”.

Esta semblanza sería suficiente para destacar la personalidad pública de Frondizi, pero resulta incompleta para descubrir al Frondizi real, al ser humano, cuya vida privada quedó opacada por la gran dimensión de su actuación política.

En las numerosas biografías aparecidas, no se muestra por lo general a Frondizi en circunstancias personales; por ejemplo aquel que construyó junto a su padre, la casilla instalada en el balneario de Ostende en 1935, lugar de sus retiros vacacionales durante muchos años y que hoy perdura como monumento nacional.

Pocas personas conocen, la atención prestada a su familia y caso raro en un político, se retiraba indefectiblemente a las 22:00 horas de cualquier reunión partidaria para estar con su esposa e hija.

Pocos imaginarían a Frondizi como jugador de futbol, pero lo cierto es que formó en el equipo de la 3ra. de Almagro de 1936 y hasta jugó algún partido en 1ra., según varios testimonios. Y otra incursión en el deporte fue la práctica del boxeo amateur.


Pero también Frondizi era un amante del tradicionalismo y las costumbres vernáculas, tal como lo muestra una fotografía de 1939 en el campo, vistiendo a la usanza gaucha, con boina, pañuelo al cuello, bombachas y botas de cuero. Toda una revelación de un deportista y gaucho intelectual.


“Un político singular (...) distinto por años luz de los portavoces de la partidocracia”, escribió Marcelo Sánchez Sorondo de él; “Un adelantado a su tiempo”, según el sociólogo francés Alain Turaine. Quizás la síntesis más apropiada de su persona la dio el propio Frondizi, cuando le preguntaron como desearía ser recordado, a lo que respondió: “Como un argentino más, que lucha por la grandeza de su patria y a quien le conmueve todo lo humano. Y si me pidieran un epitafio, éste elegiría: FUE UN SER HUMANO. AMO A SU PATRIA.”

· Presidente de la Comisión Permanente
· de Homenaje al Dr. Arturo Frondizi

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