DEL “BANCO RÍO” DE ARSLANIÁN A “EL PATO” DE STORNELLI.
El caso del secuestro de Leonardo Bergara y su desenlace parecen estar llenos de mensajes. Tantos, que ameritan hasta una lectura política.
¿La habrá hecho el Gobernador Daniel Scioli?. ¿Será el destinatario final de estos supuestos envíos?. De ser así, ¿por qué?. ¿Cuál tendría que ser su reacción?. ¿Alguien lo está ubicando en la encrucijada de “limpiar”, en serio y de una vez por todas, a la fuerza policial provincial, o por el contrario, se encontraba en dicho camino y lo están intimidando para volverlo aún más dependiente de la actual conducción, que lo tiene prisionero con sus “dibujos” y comprometido en términos políticos?.
Una de las cosas que queda claramente expuesta ante los últimos acontecimientos y que debe exasperar el ánimo de las autoridades políticas provinciales y nacionales, es que la profesionalidad del crimen supera la profesionalidad de quienes deben combatirlo, y que el Jefe de la Policía bonaerense, Daniel Salcedo, no maneja ni controla a sus subordinados.
León Carlos Arslanián se retiró de su cargo pronunciando varias frases célebres (algunas de ellas aún las reitera cuando se cruza con un micrófono), como por ejemplo: “terminamos con los secuestros extorsivos”. Pero la realidad parece demostrar que las bandas delictivas que operaban y operan en este ámbito “pesado” del crimen, simplemente estaban agazapadas y esperando, quizás realizando tareas menores en otras ramas del delito, reorganizándose y “profesionalizándose”, esperando la oportunidad de reaparecer.
En síntesis, lo que el antecesor de Stornelli catalogó como el fin de los secuestros, ha resultado ser en su momento, tan sólo la detención de simples “perejiles”, como llaman en la jerga.
Sería más que interesante poder determinar si el “adormecimiento” de estas bandas puede haber sido consecuencia de una decisión por parte de los mismos delincuentes, con la estratégica finalidad de no dejar incluidos en las purgas de Arslanián, a sus principales socios en “la Bonaerense”.
Hablando en criollo: la recurrente aparición de integrantes de fuerzas de seguridad en este tipo de bandas marca claramente que sigue existiendo una estrecha vinculación entre delincuentes y policías. Estos últimos, en el caso de los secuestros extorsivos o robos importantes, cruciales para las tareas de inteligencia, liberación de zonas y encubrimiento en las investigaciones, llegando incluso a desviar las mismas para nunca dar con los verdaderos delincuentes y “cerebros”.
Como uno de los tantos ejemplos, y a pocos días de haberse cumplido tres años del denominado “Robo del Siglo”, como se bautizó al recordado episodio en la sucursal del Banco Río en la localidad bonaerense de Acassuso, la causa judicial está terminada y se espera la fecha del juicio oral.
Pero por el caso, queda un sólo sospechoso detenido, aunque cumple el arresto en su casa, y del millonario botín apenas se recuperó una ínfima parte, sólo un 10%.
Los otros cuatro presuntos integrantes de la banda, pasan sus días en libertad: dos trabajan para sus abogados defensores, uno está al frente de un taller de motos y el restante es instructor de artes marciales.
Nunca se pudo llegar a conocer la identidad del máximo responsable del atraco, perpetrado por un grupo que entró a la sucursal, tomó de rehenes a empleados y clientes, vació las cajas de seguridad y, finalmente, escapó por un túnel que habían cavado durante meses, por debajo de los centenares de efectivos de “la Bonaerense” que quedaron absolutamente “dibujados”.
En un momento se dijo que habían robado más de 10 millones de dólares, según surge de las denuncias de los damnificados, aunque la cifra real nunca se supo.
Los investigadores saben que hay personas que tenían muchos más valores, pero que no podían “blanquearlos”. Por ello, algunas teorías sostienen que el botín pudo superar los 50 millones.
Todos recordaremos al célebre Comisario Osvaldo Seisdedos, quien protagonizó dos “spots publicitarios” de la desastrosa gestión Arslanián: uno fue el secuestro y liberación de Patricia Nine, y el otro, la investigación del robo a dicho banco, lo que le valió la obtención de su retiro como premio, no deseado, por supuesto. (Por estos días encabezaría el equipo de asesores de Francisco De Narváez).
Pero volviendo a la actualidad, una de las cosas que queda claramente expuesta ante los últimos acontecimientos y que debe exasperar el ánimo de las autoridades políticas provinciales y nacionales, es que la profesionalidad del crimen supera la profesionalidad de quienes deben combatirlo, o expresado de otra manera: los delincuentes siguen llevando la delantera con respecto a los policías.
Estos últimos parecen sólo destinados a detener a personajes menores que se escapan de sus redes de complicidades (ya que no trabajan para ellos) y que tal vez ni sepan a quien o quienes obedecen. Persiguiendo ladrones de gallinas para detenerlos, siempre y cuando tarden en preparar el puchero que de por fin al cuerpo del delito.
Va a resultar muy interesante ver como continúa la investigación del secuestro de Bergara.
El propio Gobernador Daniel Scioli expresó su deseo ver a los verdaderos responsables presos, aunque a escasas horas de la aparición con vida del secuestrado, fuentes propias señalaron lo que dentro de la fuerza “resuena a gritos” pero en el más absoluto “off de record”: el tiempo pasa, la pista policial se cae, quedan perejiles, otro triunfo de los delincuentes. ¿Les resulta conocido este final?. ¿Ya vieron esta película?.
Bergara fue secuestrado por personas encapuchadas “disfrazadas” de policías delante de cámaras de video, frente a lo cual ni se inmutaron.
El rescate fue cobrado en la zona donde, según publicitó el propio Gobernador Scioli y su Ministro “estrella” Stornelli, habían enviado gran cantidad de efectivos para prevenir el delito durante la temporada de verano, y misma localidad donde en el trascurso de otro Enero, pero de 1997, fue hallado brutalmente asesinado José Luis Cabezas, inicio de la caída de Eduardo Duhalde y su mejor policía del mundo.
Y fue liberado (Bergara) en el mismo partido donde lo secuestraron, y en la propiedad de un integrante de la misma fuerza que investiga el secuestro.
Una gran “tomada de pelo”…Si se confirma, además, que descubrieron donde estaba Bergara por un llamado al 911 (que no se determinó si fue de un vecino o de un propio integrante de la banda), queda claro que la policía no tenía la más mínima idea de donde estaba..., ¿o estaba “pisando la pelota” para que los verdaderos “capos” de la banda pudieran terminar su negocio y fugarse?.
Una hipótesis para nada descabellada si tenemos en cuenta que hasta el momento, todos los involucrados son policías, y sus vinculaciones pueden llevar, a quien tenga el verdadero deseo de conocer la verdad, a lo más alto de la actual cúpula.
¿A quién o quienes se referirá Scioli cuando señala que los quiere a todos presos?.
¿Estará dispuesto a llegar el Gobernador, de resultar así las conexiones, hasta la propia sombra de Daniel Salcedo…?.
Si algo queda claro, es que el Jefe de la Policía, no maneja ni controla a sus subordinados.
En las líneas medias de la institución, parecen “enquistados” los socios de los delincuentes, y más abajo, arrecian las críticas y protestas de los “patas negras” contra el manejo discrecional y arbitrario que se hace de la fuerza.Ya se ha destacado desde distintos medios de información, que los llamados comprometedores a teléfonos de policías fueron hechos intencionalmente para involucrarlos, y que el policía dueño de la casa donde fue encontrado Bergara es ajeno al tema, y no tendrían responsabilidades sobre el hecho.
También, y con destacable insistencia, se ha hecho trascender la hipótesis que habla de un “auto-secuestro”. O sea…, un éxito total de los delincuentes, y una excusa perfecta para que Scioli no tenga que tomar una decisión que se cae de maduro desde hace tiempo, y no se anima, confundiendo quizás respeto con temor, hacia una de las más importantes fuerzas de seguridad del país.
A la hora de señalar la necesidad de cambiar toda la cúpula de “la Bonaerense” y al propio Ministro de Seguridad, el Gobernador mira para otro lado, quizás motivado por los costos políticos que le generaría reconocer que se equivocó en el diagnóstico y en la elección de los hombres para solucionar el problema de la inseguridad.
Ahora, pareciera ser, que los policías tienen todo claro y están siendo además, víctimas de una maniobra para perjudicarlos. Si nada tienen que ver, ¿cuál es el motivo por el cual se encuentran prófugos policías en actividad?.
Y según se preguntan quienes están cansados de tantos tejes y manejes dentro de la fuerza, ¿habrá abandonado el Juez Armella sus vacaciones por vocación de servicio a la “Justicia”, o para hacer “honor” a los pactos sellados con la conocida como “corporación policial?. En su juzgado, afirman las mismas cansadas fuentes, hay quienes sacan tajada de algunas causas que recalan allí, “apretando” gente durante los allanamientos, lo que involucraría incluso, algún tipo de arreglo con oficiales de Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal (PFA).
Para mayor información que graficaría dicha situación, en una de sus Secretarías, trabajaría un ex policía que fue exonerado por Arslanián, por extorsionador.
Un fenómeno está creciendo entre la población bonaerense ante la pérdida de respeto hacia los uniformados y la consecuente no recomposición de las relaciones entre la sociedad y su fuerza de seguridad, pese a los esfuerzos del Gobernador.
Los delincuentes, aunque porten chapa, delincuentes son, pero se esconden tras sus propios compañeros y la institución. Se trata de aquel que señala, repitiendo otro de términos políticos pero en esta oportunidad hacia la policía, “que se vayan todos”.
Fenómeno injusto, podemos afirmar, pero real.
Queda en las más altas responsabilidades políticas actuar determinando quienes son los que verdaderamente deben irse.
De no conocerse resultados ciertos, y observando como las investigaciones conducen a la impunidad, la población seguramente brindará su opinión en las urnas en este próximo Octubre.
Fuente: Informe Reservado
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