El análisis político y económico de los doctores Vicente Massot y Agustín Monteverde
Bien podría decirse, sin por ello faltar a la verdad o incurrir en una de esas hipérboles tan comunes entre los analistas políticos, que las elecciones de octubre ya han sido substanciadas y que el resultado general es de todos conocido: perdió el kirchnerismo sin apelación.
No se necesitan dones sobrenaturales para anticipar el veredicto de las urnas con tanta certeza, evitando, al mismo tiempo, hacer el ridículo.
¿Por qué?
La respuesta es sencilla a poco de analizar con algún cuidado de qué tratan los comicios próximos. En la cámara baja se renovarán 127 bancas, de las cuales 62 pertenecen al Frente para la Victoria. En la crucial provincia de Buenos Aires el oficialismo deberá defender 20 de las 35 en juego. Mientras que en la cámara alta, de los 24 senadores que se elegirán, 14 responden al kirchnerismo.
En rigor, hay tres maneras de analizar el tema.
La primera es con arreglo al número de diputados y senadores en danza. En este orden no debe perderse de vista que la mitad de la cámara baja y el tercio de la alta que se renuevan corresponden a quienes fueron electos en el año 2005, de donde es fácil deducir la imposibilidad del kirchnerismo de retener el numero de representantes que arriesga. Un solo ejemplo vale como demostración: sus 20 diputados de Buenos Aires corresponden al 47 % de los votos que obtuvo hace cuatro años Cristina Fernández. Ni por asomo el FPV está en condiciones de presentar un candidato que traccione esa misma cantidad de sufragios. Los dos que mejor figuran en las encuestas —Sergio Massa y Néstor Kirchner, en ese orden— apenas orillan el 30% con un primer agravante, y es que recién estamos a comienzos de año y, por lo tanto, el conjunto de calamidades que comienzan a hacerse notar —desaceleración de la recaudación fiscal; fuerte caída de las exportaciones y las importaciones; descenso del superávit comercial; principio de una recesión que nadie sabe qué calado tendrá; crecimiento de las suspensiones y despidos y aumentos de distintos impuestos y tarifas de los servicios públicos— tendrán un impacto mucho mayor sobre la intención de los votantes en el último trimestre.
Hay, por supuesto, otro agravante no menor.
Los números a los que hicimos referencia son brutos, esto es, no han sido analizados ni discriminados con precisión. Algo que, por necesidad, es conveniente hacer.
Pongamos por caso la provincia de Córdoba o la de Santa Fe. Tanto Schiaretti —que difícilmente pueda ganarle a la coalición encabezada por Juez— y, ni hablar, Carlos Reutemann, han sido claros delante de Kirchner: la confección de las listas esta vez correrá por cuenta y riesgo de las jefaturas provinciales.
El dedo de la Casa Rosada no tendrá arte ni parte. Ello supone que, a la hora del recuento, no sólo en general el FPV será incapaz de retener esos 62 diputados y 14 senadores sino que, a diferencia de lo que sucedió en el 2005 y el 2007, el santacruceño —salvo en la provincia de Buenos Aires— será un convidado de piedra a la hora de decidir quienes serán de la partida en las boletas de buena parte del país.
La segunda lectura de los comicios, susceptible de ser efectuada, consiste en poner énfasis no tanto en el total de los diputados y senadores que se renuevan como en la pluralidad de sufragios. Así Néstor Kirchner podría argumentar en octubre —ni bien concluido el escrutinio— que el FPV sigue siendo el partido más votado, en lo cual no se equivocaría.
En efecto, así como resulta casi imposible para el oficialismo retener 62 diputados y 14 senadores, es harto improbable que la UCR, el PRO, el socialismo, la Coalición Cívica o el peronismo disidente —proyectos embrionarios a nivel nacional— pudiesen alzarse con una victoria a expensas del FPV a simple pluralidad de votos.
Pero aun si esto resultase así —y todo hace prever que será— el efecto mediático de aparecer el FPV en primer lugar duraría lo que un suspiro.
Porque la relación de fuerzas —sobre todo en la cámara baja— habrá cambiado en desmedro del kirchnerismo para siempre.
Ganar en términos de votos puede ilustrar las tapas de los diarios del día inmediatamente posterior a las elecciones, pero el drama de transformarse en primera minoría —después de haber sido el bloque mayoritario durante seis años— no se podrá atenuar en las portadas de los matutinos porteños.
Y existe, por fin, la tercera forma de abordar la cuestión aquí tratada: ponderar, con prescindencia de lo que ocurra en el resto de la República, los resultados de los cuatro principales distritos que, en conjunto, suman, aproximadamente, el 70% del mapa electoral argentino: Buenos Aires, la Capital Federal, Córdoba y Santa Fe. Nótese, al respecto, que en el distrito Capital la suerte del kirchnerismo está echada y si el santacruceño no fuese capaz de forjar una alianza encabezada por alguien de fuste —¿Ibarra o Telerman?— el resultado que cosecharía seria catastrófico. De cualquier manera los arriba nombrados estarían lejos de Gabriela Michetti y Elisa Carrió.
En Córdoba, salvo un milagro, Luis Juez lleva todas los de ganar frente a Schiaretti, que es peronista pero que de kirchnerista no tiene un pelo.
En cuanto a Santa Fe, las chances de que Kirchner pueda apropiarse de un triunfo —hoy probable— de Carlos Reutemann no existen.
Durante el verano y a favor de un comentario al pasar que el ex piloto de Fórmula 1 dejó trascender en un reportaje, se tejieron un sinfín de análisis tratando de demostrar que el santafecino era una suerte de peón en la estrategia de la Casa Rosada, de cara al 2011. Nada más lejos de la realidad, sin embargo.
Durante el verano y a favor de un comentario al pasar que el ex piloto de Fórmula 1 dejó trascender en un reportaje, se tejieron un sinfín de análisis tratando de demostrar que el santafecino era una suerte de peón en la estrategia de la Casa Rosada, de cara al 2011. Nada más lejos de la realidad, sin embargo.
De todos los presidenciables que hoy tiene el peronismo en condiciones de renovar credenciales en octubre del 2009, Reutemann es, sin duda, el que mejor mide a nivel nacional y provincial —en Santa Fe— y el que más independencia de los Kirchner ha demostrado, tanto en la cámara de senadores como en sus declaraciones y posiciones desde la crisis del campo a la fecha. Nadie le ha dicho al matrimonio cosas tan duras como él. En consecuencia, si gana en su distrito, el triunfo será suyo y del PJ, no de Kirchner y del FPV. Si, en cambio, pierde, la derrota también deberán asimilarla en la Rosada.
Queda Buenos Aires.
Hay quienes suponen que si el FPV lograse imponerse —no importa por cuántos votos y con prescindencia de los diputados que retuviese— la derrota en otros distritos podría disimularse. Por supuesto que esta será la estrategia del kirchnerismo. La cuestión es si una jugada de semejante índole, tanto a nivel general como en el caso particular de la provincia mencionada, tendrá alguna posibilidad de prosperar y si no se notara demasiado la sangría de los diputados y senadores perdidos.
Cristina Fernández orilló en el 2008 el 47 % de los sufragios y le sacó a “Chiche” Duhalde una ventaja de casi 25 puntos. Suponer que en octubre Massa o el mismísimo Kirchner pudiesen repetir tamaña performance sería algo así como soñar despiertos. Si a esta altura del calendario el FPV apenas alcanza, con cualquiera de los dos candidatos mencionados, el 30% de los votos, la especulación que corresponde hacer no es si podrá remontar la corriente y obrar el milagro de rozar el 47% que consiguió hace cuatro años, sino si podrá conservar la primera posición.
Néstor Kirchner sabe que en el 2011 ni él ni su mujer retendrán el poder y sabe que se halla en tiempo de descuento. El poskirchnerismo no es un escenario probable; es una realidad pura y dura. Por tanto, la incógnita por develar se refiere a cómo podrá gobernar desde su derrota en el 2009 hasta la finalización del mandato de su mujer.
Derrumbes preanunciados:
La situación fiscal.
• En diciembre el déficit financiero trepó a $ 9458,9 MM, marcando un aumento de 80,5 % en términos nominales).
• No se trata de un desvío puntual: en el último trimestre saltó 124,4 % interanual.
• Para el año completo, el resultado fue positivo ($ 14654,8 MM) y aumentó 57,6 % interanual
• El déficit primario de diciembre fue $ 563,3 MM, triplicándose frente al quebranto del mismo mes del año anterior.
• Del PAMI y de fondos fiduciarios tomaron $ 1703,5 MM (en diciembre de 2007 se habían tomado $ 1433,9 MM).
• Si bien en el trimestre el resultado primario fue positivo, se registró una reducción de 66,5 % frente al del mismo período de 2007.
• Para el año completo, el superávit primario se estancó en términos reales: tuvo un aumento de 26,7 % y sumó $ 32528,7 MM. • Todo vale cuando se necesita inflar los resultados.
• En 2008 casi se duplicó (94 %) la distribución de utilidades por parte del BCRA y otros organismos del estado (las llamadas “rentas de la propiedad”).
• Como consecuencia de la confiscación de los fondos jubilatorios individuales, los ingresos apropiados al régimen de seguridad social saltaron 72,2 % en diciembre, alcanzando los $ 5333,5 MM.
• De no haberse recurrido a estas medidas, tanto el resultado primario como el financiero del año pasado exhibirían caídas de más del 10 % en términos reales.
• Los futuros jubilados financian al Tesoro y se descapitaliza la seguridad social.
• En 2008 se recaudaron por esa vía $ 54693,7 MM pero el ahorro financiero apenas superó la cuarta parte.
• Mientras los ingresos al fisco del sistema de “seguridad” social saltaban 72,2 %, las prestaciones a los jubilados crecieron apenas 10,5 % interanual.
• Se desboca el gasto.
• El gasto corriente ($ 24935,2 MM) creció 40,9 % mientras que los ingresos corrientes lo hicieron 27,1 %.
• Los pagos de intereses aumentaron 45,8 % interanual.
• Se dispara el déficit de las empresas públicas. o En el año casi se cuadruplicó, pasando de $ 447 MM en 2007 a $ 1634 MM en 2008. o En 2009 podría superar los $ 4000 MM.
• En las presentes circunstancias de desaceleración de la actividad con inflación, la proyección de crecimiento de los ingresos es decreciente mientras que la de los gastos —en particular los subsidios— se mantiene creciente.
• Los ingresos totales ($ 23793,8 MM) crecieron 26,6 % (antes de figurativos aumentaron 27,1 %); el gasto primario total ($ 27357,1 MM) creció 36,9 % (antes de los figurativos, aumentó 41 %).
• La brecha entre el crecimiento de los egresos y los ingresos viene agrandándose: en el último trimestre era de menos de seis puntos porcentuales y en diciembre fue de 14 puntos porcentuales.
• Durante 2008 el total de subsidios superó en casi $ 8000 MM los $ 64552 MM gastados en seguridad social.
• Los subsidios corrientes al sector privado se dispararon 129,6 % interanual en diciembre. En todo 2008 aumentaron 60 % y alcanzaron la exorbitancia de $ 45340 MM más otros $ 3489 MM correspondientes a subsidios de capital.
• Las transferencias discrecionales al sector público crecieron 40,4 % en diciembre. En el año sumaron $ 23660 MM.
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