LANZAMIENTO DE SOLA PARA PRESIDENTE
El lanzamiento tuvo toda la simbología peronista que el ex gobernador bonaerense no pudo mostrar en su campaña junto a Francisco de Narváez. El empresario le mandó una adhesión; Mauricio Macri, no. El duhaldismo no concurrió al acto. Con todo el peronismo al aire, Felipe Solá encabezó un encuentro de su sector en Luján, que funcionó como un virtual lanzamiento de su candidatura a presidente. El ex gobernador se sacó las ganas de hacer todo lo que no se vio en la campaña de Unión-PRO: empezó y terminó con la marcha peronista, hubo mucho bombo (al punto de que no lo dejaban hablar) y un galpón entero de peronistas cantando “Felipe Presidente”.
Ni Mauricio Macri, ni Francisco de Narváez asistieron, aunque el Colorado le envió una carta de respaldo. Tampoco estuvo el sector más ortodoxo del peronismo bonaerense. “No vinimos a esta patriada del 28 de junio para restaurar una nueva derecha en la Argentina”, le apuntó Solá al líder de PRO, su potencial competidor entre los presidenciables de Unión-PRO. “Es difícil que el peronismo lo acepte a Macri”, reflexionó luego Solá.
Con el acto, Solá buscó posicionarse “en la marquesina de los presidenciables” y tomar distancia del jefe de Gobierno. Para darle aire a su candidatura, viene teniendo reuniones con los ex gobernadores Ramón Puerta y Juan Carlos Romero, con el mandatario cordobés Juan Schiaretti y con Jorge Obeid, quien está cerca de Carlos Reutemann. “Con Reutemann tenemos una excelente relación. Respeto sus tiempos y sus silencios”, se le oyó decir a Solá, quien le reconoció al ex presidente Eduardo Duhalde “su capacidad de articular al peronismo disidente”.
El ex gobernador también tiene que pensar en el financiamiento. El viernes, estuvo en Rosario, donde participó del coloquio de Aapresid, la cámara de siembra directa de soja. También tiene previsto un viaje a Brasil y otro a Estados Unidos, y seguirá con sus recorridas por el interior (en su agenda están Salta, Tucumán y Córdoba).
El lugar elegido para el cónclave de felipistas fue un galpón del camping del Sindicato de Empleados Municipales de Luján. Allí fueron llegando los micros del conurbano, con un poco menos de mil personas. Desde la mañana, se armaron nueve mesas de debate. En una de ellas, expuso el ex ministro de Economía Martín Lousteau, quien ahora trabaja cerca de Solá. También estuvieron incondicionales del ex gobernador como Roberto Mouilleron, Raúl Rivara, además de Osvaldo Mércuri, Eduardo Amadeo y el ex intendente de Luján y amigo de Solá, Miguel Prince.
No concurrieron, en cambio, ni el titular de Uatre Gerónimo “Momo” Venegas (que le hizo sentir la merma en la convocatoria), ni la diputada electa Claudia Rucci, ni el referente duhaldista Carlos Brown, ni Jorge Sarghini, quien espera primero que Solá defina su separación de Unión-PRO.
Tampoco fueron de la partida De Narváez y Macri, pero no hubo tal ruptura: De Narváez envió una carta que se leyó en el acto. “Quiero saludar a través tuyo a todos los compañeros, dirigentes y militantes de la causa nacional y popular”, le escribió el empresario-diputado. “Ratifico en estas líneas la voluntad de convertir a Unión-PRO, junto a vos, Felipe, y a Mauricio, en un proyecto con auténtica vocación de poder para transformar la provincia y el país”, le planteó. Solá sostuvo en el acto que valoraba “la carta de mi compañero de lista”.
Tras almorzar sanguches de chorizo y de asado y tomar unos buenos tintos, los participantes recibieron a Solá a puro bombo. Como si las dos veces que entonaron la marcha no fueran suficiente para dejar en claro que Solá va a ser un candidato del peronismo, el ex gobernador empuñó dos manoplas con forma de manos en “V” y le preguntó dos veces a la tribuna: “¿Hay algún peronista en la casa?”. “Síiiiiii”, le respondieron a coro, entre bombo y redoblante. “Ahora nos quieren hacer creer que no ganamos, pero se comieron el sopapo del siglo. Usan la mentira en las cifras, para pintarse de revolucionarios y para pegarnos a la derecha”, le apuntó al gobierno nacional. “No vinimos para restaurar una nueva derecha en la Argentina, sino un modelo peronista de producción”, lanzó.
“Se siente / se siente / Felipe presidente”, coreaba la tribuna, que agitaba banderines de colores que anunciaban su candidatura. Más tarde, sentado en una carpa que hervía de calor, el ex gobernador insistió en despegarse de la derecha. “No queremos restaurar ninguna idea antigua. No vinimos para que Biolcati se golpee el pecho diciendo que ganó”, dijo.
En el acto, sus principales párrafos fueron, sin embargo, destinados a la interna del PJ. “Falta lo que tuvo Perón, Evita, que es el coraje. Por unos pesos o por miedo, vemos gobernadores que se niegan a hablar de la derrota y de la pobreza, porque hay que taparla. Se niegan a ser peronistas, porque si fueran peronistas tendrían que sacar a esta conducción”, los apuró. “Nos hace falta un partido, pero no un partido manejado por perdedores. ¡Queremos un partido de ganadores!”, azuzó. “¿Quieren que el peronismo pierda como en el ’99? ¿Quieren un nuevo De la Rúa?”, se preguntó. Por momentos, sólo se oían los latidos de los bombos y la voz de Solá era un sonido seco de fondo, como un latigazo.
“Nos dicen que el Gobierno estuvo siempre preocupado porque viéramos fútbol gratis. Mentira. Gobiernan hace seis años y ahora, porque se pelearon con el Grupo Clarín, ponen 600 millones que deberían ir a solucionar la pobreza”, criticó Solá. “Comparan desaparecidos con equipos de fútbol. Deberían pedir perdón a las víctimas de la dictadura”, aseguró Solá, antes de pedir un aplauso en homenaje a “los mártires de Trelew”. “Si estuvieran vivos, estarían ayudándonos”, conjeturó Solá, aunque resulta difícil imaginar a los militantes de las FAR, PRT-ERP y Montoneros junto a Macri y De Narváez.
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