Alerta oficial por posible estallido social
Al despacho de Daniel Scioli llegaron la semana pasada una serie de informes de inteligencia producidos por la policía bonaerense. En síntesis, los mismos sostendrían que en una serie de distritos del conurbano se están ejecutando planes preparatorios de un estallido social. Entre las zonas “calientes” mencionadas estarían La Matanza (particularmente Isidro Casanova y González Catán) así como una serie de asentamientos ubicados en Florencio Varela, Lomas de Zamora, Tres de Febrero y Moreno.
Entre los grupos involucrados por la investigación policial figurarían Barrios de Pie, Libres del Sur, el Movimiento Teresa Rodríguez y Quebracho, aunque también varios núcleos de adictos a Raúl Castells se habrían sumado a la actividad de entrenamiento.Coincidentemente, en una de las frecuentes reuniones que mantienen por la crisis financiera provincial ministros e intendentes, algunos de éstos advirtieron al Jefe de Gabinete, Alberto Pérez, sobre la existencia de aprestos para la violencia social.
LOS INDICADORES DE LA CRISIS
Los indicadores señalan que la crisis social ya alcanzó números similares a los del 2001.
Artemio López, encuestador oficialista, admite el 35,5% de pobreza y el 11,1 de indigencia.
Para Caritas y otros observadores, la pobreza ya superó el 40% y la indigencia el 15.
La red de distribución provincial de alimentos está seriamente cuestionada y se multiplican las denuncias por mercaderías vencidas y retrasos en el suministro.
La reciente designación de Baldomero “Cacho” Fernández en Desarrollo Social intentaría remendar la ineficiencia del sistema. De los 192 pedidos de informes sobre supuestas irregularidades, el gobierno sólo contestó 4.
El obispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, calificó de geométrico el aumento de la pobreza y la indigencia, precisando que, en un año, la demanda en los comedores sociales aumentó un 30%.
El escándalo de la pobreza calificado por Benedicto XVI es un excelente caldo de cultivo para el activismo político, que atraviesa uno de sus mejores momentos.
INVESTIGACIONES
Las investigaciones de la bonaerense se habrían centralizado en los grupos ultras. Por ejemplo, está el caso del grupo del MTR, que el 17 de mayo pasado interrumpió violentamente el acto por el aniversario del Estado de Israel. Allanadas sus oficinas en Florencio Varela y detenidos 20 de sus militantes por orden del Juez Federal Claudio Bonadio, no sólo se secuestraron armas y explosivos sino las constancias de que el grupo administraba 800 planes sociales entregados por el Ministerio de Desarrollo Social. Consultado el piquetero Emilio Persico, Subsecretario de Comercialización de Economía Social de esa cartera, se negó a contestar sobre el tema. Uno de los detenidos, Leonardo Grosso, es socio político del líder de Quebracho Fernando Espeche. Tanto Quebracho como el MTR estarían recibiendo apoyo financiero de la embajada de Irán en Buenos Aires.
Otro hecho bajo sospecha es el reciente robo de equipamiento y dinero del Centro Oncológico de Excelencia de Gonnet, cuya autoría se le imputaría a miembros de Quebracho, entre ellos a Juan Manuel de Rosa, médico de Hebe de Bonafini.
A su vez, en varias de las zonas calientes del conurbano se vendrían realizando ensayos de saqueos en pequeña escala como un ejercicio de entrenamiento.
CALCULOS POLÍTICOS
El enorme malestar social motorizaría los planes de los grupos de izquierda, pero también habría otros cálculos políticos. En primer lugar, golpear a Scioli, al que con-sideran “inclinado a la traición”. O sea, al arreglo con Eduardo Duhalde en un frente donde el progresismo quedaría casi excluido.
La otra razón tendría que ver con Kirchner, del que también sospechan. “Néstor está acumulando poder con planteos de izquierda, pero se prepara para volcarse a la derecha”, graficó días atrás un jefe piquetero, rememorando la habilidad de Juan Domingo Perón para poner el guiño a la izquierda y girar luego a la derecha.
El temor es que, después del 10 de diciembre y ya sin mayoría legislativa propia, el ex presidente avance resueltamente hacia un acuerdo con el FMI y avale un plan de ajuste que reduciría al mínimo el poder de los grupos piqueteros.
Una cuota de violencia social serviría entonces para enviar una advertencia y presionar a la Casa Rosada.
Pero las señales de alerta también estimulan sospechas en otro sentido. Desde Olivos se estarían siguiendo de cerca los pasos de dirigentes duhaldistas que tuvieron una participación decisiva en los saqueos que liquidaron a Fernando de La Rúa. El intendente de Merlo Raúl Othacehé y el diputado nacional Mariano West (ex intendente de Moreno) estarían en la mira. Es que al lado de Kirchner hay quienes piensan que, si hay violencia, algunos amigos de Duhalde podrían arrimar bidones de nafta al fuego.
Fuente: INFORMADOR PÚBLICO
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