10/11/09

POLITICA - AUNQUE UD. NO LO CREA !!

Pacto de gobernabilidad Kirchner-UCR
Los radicales permitirán que el gobierno retenga la presidencia de la Cámara de Diputados. La subsistencia del kirchnerismo como pato rengo fortalecería la chance de Cobos para el 2011.

Francisco de Narváez, Ramón Puerta, Graciela Camaño, entre otros diputados del PJ disidente, fracasaron en sus intentos de convencer a la cúpula de la UCR para tomar la presidencia de la Cámara de Diputados el 10 de diciembre. La maniobra peronista pasaba por sumar los votos de la UCR, el PJ disidente y Unión PRO e imponer un diputado radical en el sillón que hoy ocupa Eduardo Fellner. De este modo se hubiera roto la tradición de que la presidencia de las cámaras corresponde a la primera minoría. Este argumento fue utilizado sistemáticamente por Ricardo Alfonsín y Oscar Aguad para negarse a aceptar la propuesta peronista. Del lado peronista tampoco faltaron razones: la concentración de poder del kirchnerismo en el Poder Ejecutivo es inédita en la historia de los gobiernos democráticos y exigiría un fuerte equilibrio a través de un Congreso distante de la Casa Rosada.

La presidencia de la Cámara es clave no sólo porque administra el presupuesto, sino porque gira los proyectos a las comisiones e influye decisivamente en el trabajo de la Comisión de Labor Parlamentaria.

Hay varias interpretaciones sobre el origen de la decisión radical de mantener la tradición y aceptar que el kirchnerismo ratifique a Fellner o coloque a su sucesor puede tener varias causas. Los dirigentes peronistas antiK más drásticos en el análisis hablan de un pacto secreto entre la cúpula de la UCR y Kirchner, que incluiría la aceptación de la reforma política que consagraría el retorno del bipartidismo.

De acuerdo con el recuento de los votos, aun contando con el socialismo, si el gobierno no consigue volver a captar los diputados de Proyecto Sur, Solidaridad e Igualdad y algunos otros independientes, no llegaría a tener la mayoría especial de la mitad más uno de los miembros de la Cámara que el artículo 77 de la Constitución Nacional exige para la sanción de las leyes electorales. Pero los partidos de centroizquierda están más que irritados, porque el proyecto amenaza con eliminarlos a través de requisitos mucho más elevados que los actuales. Aun suponiendo que Kirchner acepte la modificación del proyecto para recuperar a sus aliados de centroizquierda y que así se llegue a la media sanción, las perspectivas en el Senado son complicadas. La reforma debería ser tratada con la nueva composición del Senado, es decir, después del 10 de diciembre. Para entonces, el único modo de que el proyecto sea sancionado sería un pacto Kirchner-UCR. ¿Empezaron las conversaciones para ese acuerdo? El apoyo radical para que la presidencia de Diputados siga en manos del Frente para la Victoria sería el primer paso en ese sentido. En el entorno de Gerardo Morales niegan absolutamente que esto sea posible, porque sería ni más ni menos que el abrazo del oso y la imagen de la UCR caería en un pozo de donde le resultaría difícil salir.

El 2001 no se olvida

La segunda interpretación es que los radicales están presos del recuerdo del 2001. El final de Fernando de La Rúa con las cámaras del Congreso presididas por dos justicialistas -Ramón Puerta y Eduardo Camaño- evoca la imagen de un gobierno jaqueado y a merced de sus adversarios. El Senado está presidido -por primera vez en la historia- por un Vicepresidente que es a la vez el principal candidato presidencial de la oposición. Si a esto se le llegara a sumar un presidente de la Cámara de Diputados del mismo signo, los efectos podrían ser importantes. Ante un desborde de la situación social -que hoy está a la vuelta de la esquina- el radicalismo debería hacerse cargo de una enorme responsabilidad si el Ejecutivo colapsa. El propio Julio Cobos, por ahora encumbrado en las encuestas, estaría hoy interesado en que CFK llegue, aunque sea con muletas, al 2011. En caso contrario, Cobos debería hacerse cargo de gobernar en una situación de emergencia, con las milicias piqueteras, los sindicalistas combativos y las crisis de las finanzas provinciales al rojo vivo. En estas condiciones, Cobos sería sólo un presidente bombero y su futuro presidencial podría ser devorado por su interinato. Si Cobos se desgasta, la UCR perdería el único candidato ganador que tiene. Extraña paradoja, en la medida en que los radicales se convencen de que les tocará volver a la Casa Rosada en el 2011 y que el kirchnerismo está agotado, se van convirtiendo en los garantes de la gobernabilidad. Para que haya Cobos 2011, sería necesario entonces que CFK llegue al 2011.

En cambio, el PJ disidente pasaría a ser el pato de la boda. La reconstrucción del bipartidismo y el pacto de gobernabilidad UCR-Kirchner hacen que este último, muy probablemente, se lleve puesto al peronismo en su conjunto. El disidente gobernador chubutense Mario Das Neves acaba de poner el dedo en la llaga al señalar que no puede ser que un perdedor conduzca al PJ. Kirchner anunció el 29 de junio que se retiraba de la conducción partidaria debido a los resultados electorales. Nada indica que su figura esté hoy mejor que entonces. La inminente reasunción de la presidencia del partido por Kirchner -que tiene mandato hasta el 2011- preanuncia que el peronismo, cada vez más, pagará los costos de la era K

Fuente: Informador Público

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