DE ESTO NO SE HABLA
CONTAMINACIÓN DE LAS PLAYAS
El informe que desató la polémica sobre la contaminación de la costa marplatense
A través de una tesis doctoral elaborada por Eduardo A. Vallarino y dirigida por el Dr. Rodolfo Elías, titulada “Turismo y contaminación en Mar del Plata, Argentina”, los especialistas abordaron el desenvolvimiento de aquellas comunidades de organismos que se desarrolla entre mareas cuando están afectados por la descarga cloacal.
Cabe recordar que, dicho documento generó la inmediata reacción de la ONG Surfrider Foundation Argentina, cuyos integrantes no dudaron en ratificar que la costa marplatense es unas de “las más contaminadas del mundo” y calificaron de "obsoleta" la construcción del emisario submarino. “Mar del Plata es una ciudad turística. En un tiempo hubo muchas industrias, pero algunas de las crisis económicas las dejaron mayormente cerradas. También hay un puerto, y su actividad oscila también según la actividad económica y no siempre para bien. O mejor dicho, será para bien o para mal dependiendo de para quién hablemos. Porque si hablamos del ambiente…”, comienza diciendo el texto, que se encuentra publicado en el sitio oficial de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
En ese marco, exponen que “el auge de la exportación (luego de la crisis del 2001) produjo mayor producción de harinas de pescado (la mayor industria del puerto), y paradójicamente, mayor contaminación del sector costero marplatense. Esto es debido a que las plantas de fabricación de harinas de pescado vierten sus desechos (mayormente grasas) a la cloaca mayor. Allí se mezclan con la materia orgánica de origen humano (materia fecal) y terminan siendo vertidas al mar. La planta de tratamiento de efluentes que se encuentra en Parque Camet (de hecho solo es de pre-tratamiento) solo tritura, filtra y retiene una pequeña parte de estos desechos. Todo lo demás termina en el mar”. “Ya bastante grave es que los casi 600.000 marplatenses volquemos nuestros desechos a la cloaca, y que además le agreguemos toneladas de grasa (de las plantas de harina de pescado, de restaurantes y de otras casas de comidas).
Pero por si esto fuera poco, recibimos entre 2 y 3 millones de turistas en la época estival. Y esto no es un problema menor: el caudal que la ciudad descarga al mar es de 2,8 m3 .seg-1 durante la mayor parte del año, pero en verano alcanza 3,5 m3 .seg- 1” , resalta Vallarino en otro párrafo de su tesis doctoral.
Más adelante, expresa que “muchas ciudades a lo largo y ancho de este mundo descargan sus desechos domésticos al mar”, hecho que califica de “una solución barata (en términos de costo/beneficio) pues utiliza la capacidad del mar de diluir el vertido, minimizando el impacto”. “Sin embargo estas ciudades o bien tienen plantas de tratamiento de sus efluentes (primarias, o primarias y secundarias), o vierten sus desechos a gran profundidad y lejos de la costa. Mar del Plata no tiene ninguna de estas alternativas. Los desechos se vuelcan al mar a la vista de todos, a profundidad y distancia de la costa= 0 (cero, nada)”, remarcó.
“No hace falta recordar que los desechos humanos llevan además gran cantidad de microorganismos patógenos (patógenos = que generan enfermedad), los cuales no pueden diluirse rápidamente pues la profundidad es baja. Pero nuestro máximo logro, en nuestro camino a la estupidez, es que las playas cercanas al efluente doméstico de la ciudad tienen Guardavidas! Así, locales y turistas pueden estar seguros que no morirán ahogados: morirán de alguna enfermedad contraída por sumergirse en aguas muy contaminadas”, advirtió.
LA POLÍTICA DE LA CIUDAD FRENTE A LA CONTAMINACIÓN
“Ya mencionamos que las autoridades de la ciudad dispusieron de Guardavidas en las playas contaminadas de Parque Camet. También existe un cartel en dicha playa que advierte que Ud. se encuentra a cierta distancia del efluente y que no es aconsejable bañarse”, sostuvo asimismo.
En esa línea, detalló que “las playas de centros turísticos mucho más grandes y populares que Mar del Plata tienen banderas, no referidas al estado del mar como en nuestra ciudad, sino alertando a la población del grado de contaminación de esa playa. Acapulco (México) es una de estas ciudades y no deja de recibir turistas de todo el mundo, a pesar de que las banderas denuncian la contaminación en muchas de sus playas”. “Esto –añadió- puede ser un hecho curioso, para el libro de los récords, o puede ser un hecho gravísimo.
¿Qué pasa si una persona se infecta en las playas de Parque Camet?
¿Qué pasa si esa persona puede relacionar su enfermedad a la presencia de algún microorganismo del agua del efluente de la ciudad?
No sé que hará esa persona, pero les puedo decir que haría yo: le iniciaría un juicio a la ciudad por hacerla responsable de mi enfermedad. ¿Y saben qué? Ganaría. Pues esta ciudad 'alerta', 'recomienda no bañarse', pero no prohíbe”.
GRAVISIMO
A su vez, aclaró que “el problema de microorganismos patógenos no se limita a las playas de Camet. Lamentablemente no”. “Un trabajo presentado en un congreso especializado mostró los datos de Enterococos (microorganismo responsable de graves enfermedades en el ser humano) obtenidos y analizados por Obras Sanitarias S.E. (promedio 1995-2006). Los valores exceden más de tres veces los niveles aceptados para aguas de uso recreacional a 10 km hacia el sur del efluente, y dos veces ese valor hasta 45 km al sur del efluente. Para quien no este familiarizado con las escalas espaciales mencionadas, diremos que 10 km al sur del efluente cloacal, donde los valores de bacterias nocivas para la salud humana exceden 3 veces los niveles aceptados, es a la altura del Torreón del Monje”, especificó. “Resumiendo, la política de las autoridades de la ciudad en materia de salud ambiental y humana se basa en la estrategia del avestruz: esconder la cabeza bajo tierra”, sentenció.
LA CONTAMINACIÓN SEGÚN PASAN LOS AÑOS
Por otra parte, Eduardo Vallarino recordó que “a partir del año 1997 el grupo de investigación “Bioindicadores Bentónicos” (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Departamento de Ciencias Marinas) comienza a tomar muestras de los organismos que se desarrollan sobre las piedras alrededor de la descarga del efluente de la ciudad”. “Los organismos íntimamente asociados al fondo del mar son denominados bentónicos”, explicó, tras lo cual informó que los mismos “tienen poca o nula movilidad por lo que enfrentados a la contaminación deben adaptarse o perecer”.
“El estudio de estos organismos, y de las poblaciones y comunidades que constituyen, nos dan una idea muy precisa del grado y extensión de la contaminación. Por ello son llamados indicadores, pues indican el grado de contaminación, y por ser organismos vivos son bioindicadores”, dijo. Según el profesional, “estos primeros estudios mostraron que el área inmediata al efluente (unos 50 m ) presentaba una comunidad reducida debido a la alta contaminación. A continuación la comunidad presentaba signos de enriquecimiento orgánico (por materia orgánica del efluente) o de contaminación orgánica moderada, y a los 800 m la comunidad podía considerarse como normal (es decir, sin evidencia de contaminación por el efluente). Sin embargo, este estudio también mostró que durante el verano, y por el aumento del caudal de descarga del efluente y por el cambio de las condiciones climáticas (predominio del viento norte), la contaminación debido a la descarga cloacal aumentaba en extensión llegando a ser moderada a los 800 m del efluente.
Este trabajo dio origen a la primera tesis doctoral sobre el tema de la Universidad Nacional de Mar del Plata”. “Estos trabajos también interesaron a la Gerencia de Calidad de Obras Sanitarias Sociedad de Estado (OSSE), la cual tiene entre sus objetivos “la planificación e implementación de Monitoreo de los distintos parámetros físicos, químicos, biológicos y microbiológicos necesarios para conocer, actualizar y evaluar en forma permanente, el diagnóstico de calidad del medio marino receptor de las descargas cloacal y pluvial en el ámbito de la zona costera del Partido de General Pueyrredon. Para el cumplimiento del objetivo mencionado se planifica una estrategia de Manejo Costero Integrado (MCI)”, afirmó.
En tanto, destacó que “en un primer momento la Gerencia de Calidad contrató los servicios del grupo de investigación para participar como un elemento más del MCI (2000-2004)” y que “estos estudios fueron de suma importancia para la región pues permitieron evaluar la contaminación orgánica producida por el efluente cloacal en el sector entre mareas y en los fondos someros (entre 6 y 15 m de profundidad) donde se producirá la descarga cloacal cuando el futuro emisario submarino sea funcional”. “Entre los logros que obtuvo este grupo cabe destacar el descubrimiento de que las tormentas juegan un papel sumamente importante en mantener los fondos marinos someros relativamente sanos a pesar de la gran cantidad de contaminantes que la ciudad vuelca.
En efecto, durante el verano, el gran caudal de efluentes cloacales, más la tranquilidad del mar hacen que los fondos cercanos a la descarga se degraden a niveles muy peligrosos”.
Sin embargo, el embate de las tormentas de verano provoca suficiente movimiento de aguas y arena como para provocar la resuspensión de la contaminación orgánica y por lo tanto mejorar las condiciones del medio. Luego viene el otoño y luego el invierno, donde las “sudestadas” (las tormentas que vienen del sector sud-este) barren el mar y limpian –literalmente- el fondo marino, dispersando y alejando la contaminación.
Pero la capacidad del mar de autodepurarse tiene un límite: cuando la cantidad de contaminantes o la velocidad con que los contaminantes llegan al medio supera esta capacidad autolimpiante”, describió. En efecto, afirmó que “Mar del Plata ha llegado a ese límite, y poseemos un sector costero devastado” debido a que, “por un lado la planta de pre-tratamiento, insuficiente desde cualquier punto de vista- debe ser detenida dos veces al año para mantenimiento (limpieza de filtros), con lo cual el material cloacal pasa directamente al mar, agravando la contaminación orgánica (tal cual lo demuestra un reciente trabajo científico)”; y “desde hace dos años la zona costera desde el efluente de Parque Camet hasta los 800 m se comporta normalmente como si fuese verano o peor, ya que evidencia signos de contaminación aguda.
Es decir, la zona altamente contaminada se expandió por un factor de 16 (16 veces más!), a tal punto que se han visto sobre las piedras de este sector enormes formaciones de gusanos marinos, indicadores de contaminación orgánica de origen cloacal. Estas formaciones, del tipo de arrecifes biogénicos (de origen biológico) son inéditas en cualquier lugar contaminado del mundo y constituyen un ejemplo único en los anales de la contaminación costera”.
En consecuencia, analizó que resulta “paradójico” que “la ciudad cuyas playas están enteramente dedicadas al turismo tiene a su vez el peor ejemplo de contaminación costera” y disparó: “Hacen la plancha autoridades y organismos responsables: el Concejo Deliberante deshace la Subsecretaría de Medio Ambiente en 2001, la rebaja a Dirección General de Gestión Ambiental en 2007, y de ahí, a la nada en 2009 ¿Será porque el ambiente está tan estropeado que no vale la pena defenderlo?”.
En ese contexto, relacionó que “la erosión fue tema de preocupación en todo el litoral de la Provincia de Buenos Aires. Los alertas por la erosión costera fueron ignorados hasta que la Ruta 11 se vio seriamente amenazada de derrumbarse. Recién ahí las autoridades tomaron medidas para evitar la destrucción de la ruta, con medidas de urgencia (y lo urgente no nos deja ver lo importante, así como el árbol no nos deja ver el bosque)”. “Los espigones de piedra (perpendiculares a la línea de costa, rectos o en T) comenzaron a florecer como hongos, paliando (no resolviendo) los problemas de erosión costera. Ahora distintos usuarios de la playa protestan por la existencia de espigones de piedra (alrededor del mundo muchas zonas costeras con problemas de erosión dejaron las construcciones en piedra para reemplazarlas por estructuras tipo arrecifes, a veces construidas con material 'ecológico').
Pero aquí, en Argentina y especialmente en Mar del Plata, la experiencia de otros países no es tomada en cuenta, las soluciones tienen la apariencia de parches o remiendos, más que soluciones definitivas y los tiempos de respuesta se alargan hasta que la situación estalla en nuestras caras”, cuestionó. Y se preguntó: “Con la contaminación por efluentes cloacales… ¿esperaremos hasta que una ola de materia fecal (¿entendemos el eufemismo?) nos golpee el rostro para tomar medidas?”.
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AUTOR / FUENTE: Luciana Acosta - 0223.com
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AUTOR / FUENTE: Luciana Acosta - 0223.com
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