El escenario político argentino para 2010
Si bien la elección legislativa del 28 de junio pareció un hecho inexistente para limitar el poder del oficialismo, ha definido la tendencia de la política argentina para el mediano plazo. Aunque es clara la dirección del cambio, los nombres pueden modificarse. Dos años atrás, a fines de 2007, nadie hubiera podido prever que hoy Cobos sería hoy el político argentino con mejor imagen, más intención de voto para la elección presidencial y la figura más importante de la oposición. Tampoco podía preverse que el campo obtendría más diputados que la CGT o que dos hombres simbólicamente ricos ganarían los dos distritos más importantes el mismo día y derrotando a Kirchner en el distrito electoral más importante del país. Pero en el corto plazo, en los dos años de transición hasta la próxima elección presidencial que tendría lugar el último domingo de octubre de 2011 -si no se adelanta nuevamente-, el poder, bajo el liderazgo del ex Presidente Kirchner, irá en contra de la tendencia definida por la sociedad hacia el mediano plazo, es decir para el gobierno del período 2011-2015.
La historia muestra que los líderes políticos cambian de ideología de acuerdo a intereses, conveniencias y circunstancias, pero no modifican su personalidad y Kirchner es un ejemplo acabado de ello. Por eso redobló la apuesta después de la derrota electoral, profundizando el conflicto con los medios, el campo, la industria, la Iglesia y la Suprema Corte. Ello seguirá siendo así en 2010, optando el ex Presidente por construir poder aun a costa de perder consenso, como viene sucediendo desde el 28 de junio. El año próximo, posiblemente tendrá más capacidad de daño hacia sus adversarios, que de construcción política a su favor, porque estas acciones negativas sobre sus adversarios -todos los mencionados tienen mejor imagen que el oficialismo- lo seguirán distanciando de la opinión pública, que continuará reclamando un cambio hacia la moderación. El conflicto entre dicha dirección y la acción del poder será el tema dominante en 2010 y 2011. Quizás Kirchner ha dejado de trabajar para ganar la próxima elección, porque ya la da por perdida o porque piensa que ahora es más importante la destrucción de sus adversarios y por eso no está reparando en el costo de seguir perdiendo imagen.
El titular del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, Rosendo Fraga, efectúa un pormenorizado análisis sobre lo que puede suceder políticamente en nuestro país de cara al año que recién arranca
Si bien la elección legislativa del 28 de junio pareció un hecho inexistente para limitar el poder del oficialismo, ha definido la tendencia de la política argentina para el mediano plazo. Aunque es clara la dirección del cambio, los nombres pueden modificarse. Dos años atrás, a fines de 2007, nadie hubiera podido prever que hoy Cobos sería hoy el político argentino con mejor imagen, más intención de voto para la elección presidencial y la figura más importante de la oposición. Tampoco podía preverse que el campo obtendría más diputados que la CGT o que dos hombres simbólicamente ricos ganarían los dos distritos más importantes el mismo día y derrotando a Kirchner en el distrito electoral más importante del país. Pero en el corto plazo, en los dos años de transición hasta la próxima elección presidencial que tendría lugar el último domingo de octubre de 2011 -si no se adelanta nuevamente-, el poder, bajo el liderazgo del ex Presidente Kirchner, irá en contra de la tendencia definida por la sociedad hacia el mediano plazo, es decir para el gobierno del período 2011-2015.
La historia muestra que los líderes políticos cambian de ideología de acuerdo a intereses, conveniencias y circunstancias, pero no modifican su personalidad y Kirchner es un ejemplo acabado de ello. Por eso redobló la apuesta después de la derrota electoral, profundizando el conflicto con los medios, el campo, la industria, la Iglesia y la Suprema Corte. Ello seguirá siendo así en 2010, optando el ex Presidente por construir poder aun a costa de perder consenso, como viene sucediendo desde el 28 de junio. El año próximo, posiblemente tendrá más capacidad de daño hacia sus adversarios, que de construcción política a su favor, porque estas acciones negativas sobre sus adversarios -todos los mencionados tienen mejor imagen que el oficialismo- lo seguirán distanciando de la opinión pública, que continuará reclamando un cambio hacia la moderación. El conflicto entre dicha dirección y la acción del poder será el tema dominante en 2010 y 2011. Quizás Kirchner ha dejado de trabajar para ganar la próxima elección, porque ya la da por perdida o porque piensa que ahora es más importante la destrucción de sus adversarios y por eso no está reparando en el costo de seguir perdiendo imagen.
Siempre es más fácil conocer la dirección de una tendencia como la descripta que percibir su velocidad. De acuerdo a ello, hay varias variables que pueden ser determinantes de la velocidad del conflicto mencionado, que determinará el escenario político del 2010. La tendencia definida como de giro hacia el centro se vio confirmada en el segundo semestre de 2009. En los meses que vienen, variables como la autonomía del Congreso, la protesta social en la calle, el conflicto medios-gobierno y el grado de independencia de la Justicia serán determinantes de la velocidad de dicho choque de direcciones. Lo que sucederá con el Congreso que asumió el 10 de diciembre será relevante. Es claro que el oficialismo pierde la mayoría en ambas cámaras. Pero en lo inmediato, difícilmente la oposición logre la unidad y la cohesión necesarias para imponer su propia mayoría. Por esta razón es probable que el Congreso quede neutralizado en términos políticos. Será clave lo que suceda con el peronismo. El oficialismo queda en Diputados con un bloque de sólo 87 integrantes y el peronismo disidente con uno de 38. Cuando éste comience a aumentar a costa de aquél, porque el PJ ya comenzó a abandonar a Kirchner, eso será un indicador de que la oposición puede comenzar a imponer proyectos.
La protesta social en la calle, el conflicto con los medios y el rol de la Justicia serán otras variables claves. La historia reciente muestra que en Argentina cuatro presidentes dejaron el poder antes del plazo previsto (Alfonsín, De la Rúa, Rodríguez Saa y Duhalde). Si bien las causas fueron diversas, el detonante siempre fue el mismo: cuando el Presidente pierde el control de la calle e irrumpe la violencia. A ello se suman las movilizaciones reclamando por la inseguridad pública y la utilización de las barras bravas de fútbol con fines políticos por parte del oficialismo. La ofensiva contra los medios será otra variable determinante de la velocidad del conflicto político en los próximos meses. Los medios privados resisten con diversas acciones la aplicación de la ley de medios que el oficialismo logró sancionar. Acciones del mismo para controlar empresas como Papel Prensa y Telecom son otras manifestaciones de esta confrontación. La Justicia ya es y será un ámbito en el cual también se desarrollará la puja. Esto lleva a la cuarta variable determinante de la velocidad del conflicto: el Poder Judicial. La Justicia, incluida la Suprema Corte, más tarde o más temprano se mostrará más independiente del poder político.
En conclusión: la elección del 28 de junio ha definido una tendencia al cambio, que puede ser definida como giro al centro, la que se mantendrá y profundizará en 2010; pero Kirchner no cambiará: profundizará su estilo, que hace del conflicto y no el consenso la política para construir poder, y en consecuencia chocará con dicha tendencia; lo que suceda con el Congreso y la evolución del peronismo serán determinantes de dicho conflicto el año próximo y la puja entre los medios y el Gobierno, la protesta social en la calle y una Justicia con actitudes más independientes serán otras variables claves en el desarrollo del conflicto.
Fuente: Dr. Rosendo Fraga. Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
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