Una nota sobre la "reglas no escritas" de la colectividad china
Si !! Esa que nos invade ( y funde comercios locales ) con sus supermercados
La mafia china ahora usa en sus ataques a sicarios locales.
Miguel Angel Calvete, secretario general de la Cámara de Autoservicios y Supermercados de Residentes Chinos, admite que dentro de la colectividad existen reglas no escritas que pueden parecer extrañas ante la mirada de un occidental.
“Si un chino compra un fondo de comercio cerca de otro paisano ya instalado, el nuevo tiene que pagarle una especie de canon al que ya estaba allí o bien asociarse con él. No es nada ilegal”, cuenta Calvete, quien desde hace años oficia como vocero de buena parte de la colectividad china y también, desde hace años, desmiente la existencia de una mafia de ese origen en nuestro país. “Son grupos que no están arraigados acá. Van y vienen entre Buenos Aires, Ciudad del Este y Brasil. No hay mafia”, jura.
Sus blancos son los súper chinos. Piden hasta 60 mil dólares para dar seguridado para alejar a la competencia. En cinco casos ya emplearon “killers” contratados acá para balear a los que se niegan. Exige un canon anual a cambio de “protección”
Casos Testigo
La mañana del lunes 19 de abril pasado, un hombre entró caminando tranquilamente al supermercado chino Aurora (Amenábar al 1900), en el barrio de Belgrano. Fue hasta donde estaba el dueño, le disparó y huyó por donde había venido. El caso se difundió como un asalto común y corriente, pero escondía algo más: el comerciante estaba siendo extorsionado desde diciembre de 2009. Le pedían 50.000 dólares a cambio de “protección”, una especie de canon anual, según fuentes policiales consultadas por Clarín . Apenas se repuso, luego de estar muy grave en el hospital Pirovano, la víctima no lo dudó: se tomó un avión de regreso a China .
El viernes 9 de julio, ni bien abrió su comercio, Huaxi Chen fue acribillado de siete balazos en su supermercado de Palermo Hollywood (Costa Rica 5623). El día anterior, Chen había discutido con un paisano que estaba a punto de inaugurar un local a metros del suyo (Costa Rica 5568).El competidor de Chen denunció en la comisaría 31 que había sido amenazado . En la pared del futuro súper apareció una pintada que, en ideogramas chinos, decía: “Si querés hablar, llamame”. La advertencia se completaba con los números de dos teléfonos celulares, y estaba firmada.
Veintiséis horas después, a sólo trece cuadras de lo de Chen, Lin Zheng estaba atendiendo su supermercado de la calle Jorge Newbery casi Alvarez Thomas (Colegiales), cuando dos hombres llegaron hasta la puerta del comercio. Uno de ellos le apuntó a las piernas y le pegó dos balazos . Pareció ser la consecuencia de un mensaje que Zheng había recibido una semana antes. El papel, escrito en chino, decía: “Si querés seguir trabajando, pagá 60.000 dólares” . La nota también incluía el número de un celular.
El 13 de enero de 2009, un comerciante chino –dueño de un súper del barrio de Once– denunció que lo habían amenazado. “Juntá 50.000 dólares si no vamos a venir y te vamos a romper todo y vamos a matar a todos”, le dijeron. En el apriete no faltó el ya clásico papelito con el número de un celular. El caso recayó en la Dirección de Lucha contra el Crimen Organizado de la Federal. Rastreando el teléfono, los investigadores confeccionaron una interesante lista de víctimas, pero ninguna se atrevió a testimoniar y la causa quedó en la nada.
Ante esta seguidilla de hechos, la pregunta, una vez más, se impone: ¿opera la mafia china en la Argentina? Si tiene pico de pato, cola de pato, camina como pato y pone huevos, lo más probable es que se trate de un pato. Lógica pura.
Pero en el caso de las tríadas (así se llaman las organizaciones criminales de ese país), nada es simple de entender y, menos aún, de probar. Según lo que pudo verificar Clarín consultando a una decena de fuentes policiales, judiciales y empresariales, las mafias que mantienen en jaque a los súper chinos exigen un canon para brindar protección o bien para garantizar que en la misma zona no se instale otro negocio similar. El que no arregla, puede pagar con su vida .
Los investigadores han empezado a toparse con un fenómeno relativamente nuevo: siempre bajo el mismo esquema de extorsión, las tríadas –que originalmente sólo empleaban a sicarios chinos– ya están usando “killers” argentinos para consumar sus ataques.
Así parece haber ocurrido en el crimen del empresario Gustavo Buffa en el caso de la calle Amenábar, en el ataque reciente de Colegiales, en otro que ocurrió en Recoleta y hasta en un caso sucedido en La Plata el 9 de mayo pasado. Dos hombres entraron a un supermercado de la calle 1 entre 77 y 78 y balearon a su dueño. “Preguntaron directamente por él y le dispararon. Logramos detenerlos. Iban con un tercer hombre en un auto. Los tres eran de La Boca . No fue un robo”, explicó a Clarín el comisario Ricardo López, de la seccional 8 de La Plata.
Segun fuentes de la colectividad consultadas por Clarín , “en el área metropolitana operan dos grupos. Uno de ellos es el 14 K (nombre de una milenaria tríada, la más poderosa de acuerdo a Interpol), a la que se señala como autora de los ataques de Palermo Hollywood y Colegiales”. Y son estas organizaciones las que están comenzando a emplear “gatillos” locales.
Toda la violencia se enmarca dentro de una cultura con sus propios códigos.
Miguel Angel Calvete, secretario general de la Cámara de Autoservicios y Supermercados de Residentes Chinos, admite que dentro de la colectividad existen reglas no escritas que pueden parecer extrañas ante la mirada de un occidental.
“Si un chino compra un fondo de comercio cerca de otro paisano ya instalado, el nuevo tiene que pagarle una especie de canon al que ya estaba allí o bien asociarse con él. No es nada ilegal”, cuenta Calvete, quien desde hace años oficia como vocero de buena parte de la colectividad china y también, desde hace años, desmiente la existencia de una mafia de ese origen en nuestro país. “Son grupos que no están arraigados acá. Van y vienen entre Buenos Aires, Ciudad del Este y Brasil. No hay mafia”, jura.
Autora: Virginia Messi - Clarín
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