18/7/10

POLITICA - LAS INTERNAS DE LA UCR

Cada cual juega su juego
Día a día el radicalismo entra en una pelea interna muy grande, entre Julio Cobos y Ricardo Alfonsín, de la cual uno de los dos bandos terminará seriamente herido. Los planteos en juego y el régimen de alianzas que cada sector busca llevar de cara al 2011

"Los radicales viven de interna en interna, y ese es el juego que más les gusta", es lo que suelen esgrimir desde la clase dirigente en forma cotidiana a la hora de referirse a las actitudes que tiene el centenario partido.

La Unión Cívica Radical es un partido que ha estado siempre sumergido en internas feroces que han desangrado al radicalismo de muchos de sus principales dirigentes.

Las diferencias en estos momentos están dadas en dos proyectos diametralmente opuestos hacia el interior del partido, que son los encarados por el vicepresidente Julio Cobos por un lado, y el de Ricardo Alfonsín por el otro. Cada uno de ellos tiene visiones distintas de a lo que debe apuntar el radicalismo en el futuro cercano y sobre el régimen de alianzas que debe tener el centenario partido de cara a las elecciones del año que viene.

Mientras el mendocino aspira a convertir un hipotético gobierno suyo en la estabilidad interna dentro del radicalismo para poder gobernar con una fuerza pujante y en consonancia con el proyecto nacional, y es por eso que busca incrementar sus dotes de “estadista” sumergiéndose en temas más económicos y sociales, dejando la política a un costado.

Es por eso que se mete de lleno en reuniones con dirigentes del partido que tienen la obligación de ser conductores ejecutivos de ciudades y provincias, como son los casos de Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca), Ricardo Colombi (Corrientes), Jorge Ferreira (intendente de Viedma), Mario Meoni (jefe comunal de Junín), y Gustavo Posse de San Isidro, entre otros, donde se quiere mostrar que lo suyo es la gestión, y no tanto lo que se considera habitualmente como la “politiquería barata”.

Del lado del diputado nacional, se aspira a revolucionar al centenario partido, buscando alianzas con las nuevas generaciones de radicales y dejando de lado a la vieja clase dirigente del radicalismo que sumergió al partido en la peor de sus crisis después del 2001.

Es por eso que su política de alianzas difiere totalmente de la de Cobos: Mientras el mendocino busca aglutinar la estructura histórica de la UCR, Alfonsín intenta sumar a los aliados del Acuerdo Cívico y Social, como la Coalición Cívica, el Partido Socialista y el GEN, ya que está convencido que el radicalismo sólo no puede llegar al gobierno.

Cobos pareciera haberle dado vía libre a su principal operador político dentro de la UCR, Enrique “Coti” Nosiglia, el “Monje Gris” de la política nacional, para que a través de sus vínculos renovados con Federico Storani y Leopoldo Moreau, generen una situación de mayor apego a su candidatura en el seno de la UCR, y ganarle una posible interna abierta al bonaerense.

Por otro lado, desde las propias fuerzas que componen el ACyS, verían con mejores ojos una virtual candidatura de Alfonsín antes que Cobos, por considerar a “Ricardito” como una persona con mayores ideas de centroizquierda y más progresista que el vicepresidente, a quien asocian con lo más duro y conservador del radicalismo.

Los números que manejan dentro del sector que lidera el hijo del ex presidente, aseguran que sin el acompañamiento de Carrió, será muy difícil armar un frente opositor con fuerza de romper con la hegemonía kirchnerista, ya que la líder de la CC mantiene a un electorado cautivo que la va a votar vaya donde vaya, dividiendo a la oposición, con lo que aumentaría las posibilidades de que el kirchnerismo pueda triunfar en una primera vuelta.

La candidatura del mendocino causa malestar no sólo dentro de la Coalición Cívica, sino también en otros aliados del ACyS, como por ejemplo el Partido Socialista, que verían con mejores ojos la posibilidad de que Alfonsín sea el candidato de la alianza opositora y no Cobos, por considerar al hijo del ex presidente como una persona más ligada al progresismo y con mayores afectos a un proyecto nacional y popular que el vicepresidente.

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