Atanasof y sus operaciones contra las colectoras de de Narváez
El avispero electoral tuvo una semana atiborrada de confusión y comentarios desde la presentación de listas del partido Unión-Pro el pasado 9 de mayo.
La junta tardó en oficializar las listas y su nuevo método cibernético mostró fallas de gran ingenuidad, como presentar las tres categorías legislativas: nacionales, provinciales y municipales el mismo día, cuando en realidad se debió haber escalonado la presentación en ese orden, para beneficio de la empobrecida democracia, logrando mejorar a los proponentes.
Luego, la mayor novedad de la semana fue la estrategia convertida en contra-estrategia de los “colorados” de Francisco de Narváez, que resultaron víctimas de una exótica maniobra de Alfredo Atanasof, ex jefe de campaña del sector. Este dirigente municipal, que supo perder el 70 por ciento de su federación por una razón de números, fue tentado el año pasado por Eduardo Duhalde para acompañar a de Narváez en su destino provincial.
Atanasof es el aparente motorizador de la maniobra, la cual permitió engañar en primer término al propio Duhalde, luego -y consecuentemente- al incauto y desprevenido de Narváez y en tercer término al propio Kirchner, beneficiando a Scioli. Desde esta óptica se explican tres maniobras en una: que Atanasof cobró anticipado, dejando un hombre suyo de ministro de trabajo provincial y parientes nombrados en buenos puestos provinciales.
De allí nació la peregrina idea de pedir a los intendentes un par de candidatos para las listas de Unión-Pro, a cambio de autocontrol de votos el 28, garantizando estabilidad del poder de los concejos municipales.
Para eso, Atanasof tuvo que acabar con varios candidatos de la estructura histórica original de Unión y de Pro, que se sintieron engañados. Aprovechando el revoleo final y la falta de organización y de cuadros del frente, todo se hizo posible.
Lo que pocos saben: Atanasof mantenía lo que tenía, lograba una diputación nacional para él y una diputación provincial para Gonzalo su hijo prodigo en La Plata. Se cargaban a Eduardo y Francisco por un lado y a Néstor por el otro, restándole votos a su boleta nacional con el mentado recorte -más las colectoras de Unión-Pro-; así de paso Scioli encaminaba su proyecto presidencial, al tener mas votos que Kirchner.
Por su lado también urdieron, una segunda maniobra para dividir las listas de diputados seccionales, dejando que el gobernador conservara la mayoría en la cámara, teniendo más votos provinciales que la lista nacional, dejando dos listas seccionales en donde se elegían diputados.
Todo funcionó bien, hasta que sectores con origen peronista unos -como Juan del Oso- y vecinales otros -como Alberto Molina-, descubrieron la trama de la mentira y actuaron coordinados por Carlos Rossi armando por fuera y presentando casi 64 listas de los municipios más importantes donde se emiten el 85 por ciento de los votos en provincia.
Por otro lado, alinearon decenas de agrupaciones municipales con sus listas y casi dieron por tierra con la maniobra de Lorenzo Pepe y Alfredo Atanasof, que de esta forma, dejaban sin fiscalización voluntaria, la campaña -supuestamente ganadora- que hacía por televisión Francisco, Felipe y Mauricio. El propio Barrionuevo cuando fue ninguneado, acusó a sus detractores de no entender que si no cuentan y fiscalizan pierden sobre seguro.
Mientras, jóvenes sin experiencia como Rosas y Garro de Unión Pro. apoderados del frente, perdieron docenas de colectoras espantando a propios y ajenos que querían estar, perdiendo numerosas listas, por un cerrojo puesto a las presentaciones que se hicieron en el Hotel Argentino de La Plata, provocando decenas de fugas hacia los sectores de Luis Patti y también de los Rodríguez Saá que, por menos que tengan, dividen el voto peronista anti K.
Fuente: Realpolitik
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