De Narváez y el terror por un 'techo' demasiado bajo
En el último mes (el informe final lo recibió el lunes 11 de mayo) las encuestas agudizaron ese efecto. Los estudios semanales reforzaron el indicador de que tocó un techo, que ronda el 30% a nivel provincial, y se amesetó. Pero lo peor asoma en el horizonte: está en tendencia decreciente.
El quiebre se registra de manera más visible en el conurbano. Coincide con el leve repunte de Néstor Kirchner que en su peor momento, con indecisos proyectados, no bajó del 30% y comenzó a crecer en los últimos días 10. Parece, eso si, que lo espera un límite: 38% es, a datos de hoy, el máximo caudal posible.
Lo del empresario colombiano responde a una serie de cuestiones y factores:
Desgaste de campaña: El diputado está de campaña desde el 2006, casi ininterrumpidamente, cuando lanzó las gigantografías con su imagen –fotos que remitía a las fotos de los senadores republicanos del midwest de EE.UU.–, luego la continuó para gobernador, más tarde amagó con enfrentar a Kirchner en la interna del peronismo y ahora, ya desde noviembre pasado, regresó a las marquesinas con su campaña de diputado como antesala de la de gobernador en el 2011. En términos simples, los operadores de De Narváez, sostienen que “saturó” y que eso tiene, en este tramo, un perjuicio porque su opción era fuerte cuando estaba casi sola pero ahora debe lidiar con el oficialismo y con el creciente radicalismo.
Repunte radical. De Narváez tuvo, hasta ahora, la ventaja –o el mérito- de pararse como la opción anti Kirchner y, desde ahí, se posicionó y creció. Ahora perdió la exclusividad de ese rol con la irrupción del Acuerdo Cívico y Social que, además, enfocó su campaña en cuestiones puntuales que De Narváez, por sus propias debilidades, no puede abordar como las candidaturas testimoniales.
Sobre la UCR lo abruma otra cuestión: el crecimiento en el interior, donde esperaba sacar un plus de ventaja para acortar lo que Kirchner logre en el segundo cordón, se empezó a desdibujar porque en el territorio, el radicalismo tiene una habilitad innata para la logística electoral, sobre todo en la zona rural; lo que el peronismo domina en el conurbano.
Sangría peronista: El tercer factor, quizá el más relevante, es que De Narváez desarmó el esquema político y territorial provenientes del PJ, y más específicamente del duhaldismo (al final todos, en Buenos Aires, vienen de ahí) que le podía garantizar cierto acceso a los sectores PJ además de un ejército de custodia para el día de la elección.
Pero en el armado de las listas, De Narváez prefirió a otras figuras, a pesar de las recomendaciones y advertencias de Alfredo Atanasof y “Tati” Meckievi sobre el costo de esas exclusiones. Por negociación propia, acordó Luis Barrionuevo que prometió un ejército de fiscales. Pero en lo demás hubo una fuerte sangría peronista (del esquema de Solá hubo múltiples retiradas) que, además, de quitarle poder de fuego para la elección lo hace más vulnerable en el control de los votos.
Francisco De Narváez pagó 200 mil pesos por una super encuesta de cuatro mil casos domiciliarios. El resultado, se presume que sin retoques, arrojó un dato auspicioso –aparece apenas 2,7% detrás de Néstor Kirchner– y otro aterrador: el sondeo le marca un techo demasiado bajo para sus pretensiones.
En el último mes (el informe final lo recibió el lunes 11 de mayo) las encuestas agudizaron ese efecto. Los estudios semanales reforzaron el indicador de que tocó un techo, que ronda el 30% a nivel provincial, y se amesetó. Pero lo peor asoma en el horizonte: está en tendencia decreciente.
El quiebre se registra de manera más visible en el conurbano. Coincide con el leve repunte de Néstor Kirchner que en su peor momento, con indecisos proyectados, no bajó del 30% y comenzó a crecer en los últimos días 10. Parece, eso si, que lo espera un límite: 38% es, a datos de hoy, el máximo caudal posible.
Lo del empresario colombiano responde a una serie de cuestiones y factores:
Desgaste de campaña: El diputado está de campaña desde el 2006, casi ininterrumpidamente, cuando lanzó las gigantografías con su imagen –fotos que remitía a las fotos de los senadores republicanos del midwest de EE.UU.–, luego la continuó para gobernador, más tarde amagó con enfrentar a Kirchner en la interna del peronismo y ahora, ya desde noviembre pasado, regresó a las marquesinas con su campaña de diputado como antesala de la de gobernador en el 2011. En términos simples, los operadores de De Narváez, sostienen que “saturó” y que eso tiene, en este tramo, un perjuicio porque su opción era fuerte cuando estaba casi sola pero ahora debe lidiar con el oficialismo y con el creciente radicalismo.
Repunte radical. De Narváez tuvo, hasta ahora, la ventaja –o el mérito- de pararse como la opción anti Kirchner y, desde ahí, se posicionó y creció. Ahora perdió la exclusividad de ese rol con la irrupción del Acuerdo Cívico y Social que, además, enfocó su campaña en cuestiones puntuales que De Narváez, por sus propias debilidades, no puede abordar como las candidaturas testimoniales.
Sobre la UCR lo abruma otra cuestión: el crecimiento en el interior, donde esperaba sacar un plus de ventaja para acortar lo que Kirchner logre en el segundo cordón, se empezó a desdibujar porque en el territorio, el radicalismo tiene una habilitad innata para la logística electoral, sobre todo en la zona rural; lo que el peronismo domina en el conurbano.
Sangría peronista: El tercer factor, quizá el más relevante, es que De Narváez desarmó el esquema político y territorial provenientes del PJ, y más específicamente del duhaldismo (al final todos, en Buenos Aires, vienen de ahí) que le podía garantizar cierto acceso a los sectores PJ además de un ejército de custodia para el día de la elección.
Pero en el armado de las listas, De Narváez prefirió a otras figuras, a pesar de las recomendaciones y advertencias de Alfredo Atanasof y “Tati” Meckievi sobre el costo de esas exclusiones. Por negociación propia, acordó Luis Barrionuevo que prometió un ejército de fiscales. Pero en lo demás hubo una fuerte sangría peronista (del esquema de Solá hubo múltiples retiradas) que, además, de quitarle poder de fuego para la elección lo hace más vulnerable en el control de los votos.
Fuente: INFOCIELO
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