La historia de los mails
En un correo electrónico, el diputado-candidato de Unión-PRO anticipó que “al señor de Campana lo recusaremos”. El que lo recusó cuatro días después fue el Rey de la efedrina, a través de Cúneo Libarona, el abogado que comparte con una de las empresas de De Narváez.
Autor: Nora Veiras
“La efedrina no llega a la gente, seguirán intentándolo, al señor de Campana lo recusaremos”. La frase forma parte de un e-mail que le escribió el diputado-candidato de Unión-PRO, Francisco de Narváez, a un periodista del diario La Nación el pasado 9 de mayo. Cuatro días después Mariano Cúneo Libarona, como defensor del detenido por narcotráfico y contrabando Mario Segovia, recusaba al juez Federico Faggionatto Márquez. Cúneo Libarona es a la sazón abogado corporativo del Canal América, una de las empresas de De Narváez.
El intercambio de correos electrónicos llegó en forma anónima al juzgado federal de Zárate-Campana el pasado 22 de mayo. El magistrado remitió a la Cámara Federal de San Martín el material para que lo evaluara en el marco de su recusación. El 28 de mayo los camaristas rechazaron la separación del juez. El 1° de junio el columnista confirmó, en su declaración como testigo, la autenticidad de los e-mails. Este elemento, más los dichos de dos testigos de identidad reservada, se sumaron a los motivos acumulados por el juez para realizar la citación a indagatoria de De Narváez para mañana a las 10.
De Narváez anunció públicamente que recusará al juez porque consideró “obsceno” que la Justicia lo cite. En este caso lo anticipó públicamente y se atiene a la ley puesto que fue citado como imputado. El oficio, firmado por Faggionatto Márquez, ingresó a las 9.20 a Cámara de Diputados y está fechado el viernes pasado. Lo llamativo de su estrategia judicial es que ya a principios de mayo cuando se lo había requerido como testigo planteaba la recusación, una figura que sólo está prevista para un acusado y coincidió con el recurso al que apeló el mediático Cúneo Libarona como defensor de Segovia.
Los e-mails que llegaron en un sobre sin remitente al juzgado de Zárate-Campana fueron enviados también a distintos medios de comunicación, funcionarios y dirigentes de la oposición y organismos defensores de los derechos humanos. El periodista Carlos Pagni dejó constancia en su testimonio del malestar que le provocó saber que esa correspondencia hubiera trascendido.
Con la confirmación de la autenticidad, los e-mails quedaron incorporados a la causa. Las denuncias o la presentación de documentación en forma anónima son habituales en las causas por narcotráfico o corrupción. La investigación por coimas en el Senado que terminó con el procesamiento del ex presidente de la Alianza, Fernando de la Rúa, empezó con un anónimo que circuló por los despachos de la Cámara alta.
Los llamados
Desde que el registro de Nextel certificó que desde el teléfono 155-451-2227, a nombre de De Narváez, se habían hecho cuatro llamadas a Benítez-Segovia, el diputado emprendió un sinuoso camino de defensa. Primero se autodenunció y dijo que no apelaría a sus fueros. Mandó a filmar con cámara oculta y a retirarle el Nextel a Danilo Coronel, el parrillero que usaba el aparato sospechado. No cumplió con su palabra y optó por declarar por escrito cuando Faggionatto Márquez le pidió explicaciones como testigo. A renglón seguido apareció en escena Cúneo Libarona, como defensor de Segovia, para recusar al juez días después de que el propio De Narváez anticipara su estrategia en el e-mail que se revela en esta nota. Ahora, directamente consideró una afrenta que la Justicia lo investigue como a cualquier otro ciudadano. Dijo, además, que no se “despojará” de sus fueros. En rigor, la posibilidad del desafuero no es una atribución personal sino que es la Cámara baja la que debe resolverlo en caso de que se ordene la detención, por ejemplo, de uno de sus miembros. El diputado-candidato atribuye sus sinsabores judiciales sólo a los avatares de la campaña electoral y machaca contra los pedidos de juicio político que acumula Faggionatto Márquez .
Testigos
El 28 de mayo, la Cámara Federal de San Martín confirmó la continuidad de Faggionatto Márquez en la causa por tráfico de efedrina. Durante casi un mes la recusación paralizó la posibilidad de dictar medidas procesales pero no la continuidad en la recolección de prueba. Aparecieron dos testigos de identidad reservada que aportaron información sobre supuestos vínculos entre Segovia y el diputado-candidato. Uno de ellos, que estuvo preso por narcotráfico, aseguró que un grupo de colombianos que pretendían hacer pie en la Argentina para el tráfico de cocaína a Europa tenía relaciones con De Narváez. Aportó nombres y relaciones que la justicia investiga.
Otro de los testimonios surgió de un ex encargado de un depósito de una empresa contratada por el supermercado mayorista Makro. El declarante señaló que en una exportación de miles de toneladas de azúcar a México se ocultaron cientos de kilos de efedrina y señaló que el supermercado pertenecía en ese momento al empresario-candidato. El entramado de fechas y hechos es otra de las piezas del rompecabezas que se intenta rearmar en la Justicia. El principal detenido, Mario Segovia, tuvo un meteórico ascenso social que en diez años lo transformó de mozo en propietario de una mansión en Rosario y varios superautos como una Hummer y un Rolls Royce.
La posibilidad de confrontar los dichos de los testigos con el testimonio de De Narváez quedará demorada por la decisión del diputado de recusar al magistrado. Nuevamente la causa entrará en un compás de espera hasta que se decida si es viable el recurso que fue rechazado, por otros motivos, hace apenas diez días. El planteo de Cúneo Libarona se fundó en que el juez le había ofrecido a Segovia mejorar su situación procesal a cambio de que involucrara en forma directa al candidato en sus tropelías de contrabando y narcotráfico. Los camaristas Alberto Criscuolo, Daniel Mario Rudi y Hugo Daniel Gurruchaga no hicieron lugar al planteo. El candidato que pide “Me ayudás” en cada spot de campaña hará extensivo su slogan, ahora en forma personal, ante los mismos camaristas.
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