9/9/09

MAFIA DE LOS MEDICAMENTOS

La pista de Costa conduciría a Ginés González García

Las importaciones de efedrina se multiplicaron durante la gestión ministerial del actual embajador en Chile.

El ex Subsecretario de Control y Fiscalización Sanitaria de la Provincia de Buenos Aires, Alberto Costa, es un ladero de Juan José Mussi, eterno intendente de Berazategui, salvo los 8 años en los que se desempeñó como Ministro de Salud de Eduardo Duhalde cuando era gobernador. Su antecesor en ese ministerio había sido Ginés González García, que durante la década del 90 fue excluido por el menemismo de todo cargo a nivel nacional y provincial. Pero en enero de 2002, Ginés fue convocado por Duhalde -ya presidente- como Ministro de Salud. Se destacó a partir de entonces por su campaña a favor de los genéricos, es decir, sobre la droga base de un medicamento, haciendo campaña contra los nombres de fantasía que permiten una notable diferencia de precios entre los mismos medicamentos según el packaging con que se los vende.

Al principio, los grandes laboratorios nacionales y extranjeros se opusieron al decreto de Duhalde sobre los genéricos y varios diputados y senadores trabaron la ley que convalidaba el decreto. Se sabe que en 1995 un grupo de poderosos laboratorios pagó 30 millones de pesos dólares, para poder piratear los descubrimientos de los laboratorios extranjeros.

Pero la compra por genéricos sumó a todos los laboratorios y a gran parte de los médicos, que recetaban en beneficio de laboratorios locales y extranjeros, lo cual produjo una sustancial baja del precio de los medicamentos.

Ginés fue confirmado por Kirchner y a partir de ahí los laboratorios nacionales se quedaron con el control del Plan Remediar, hecho a medida para Bagó, Roemers y Elea, lo mismo que el monopolio de la vacuna contra la aftosa a favor de Biogénesis-Bagó. Al mando de Elea está Hugo Sigman, un ex dirigente del Partido Comunista de excelente relación personal con Fidel y Raúl Castro y gran productor de efedrina en su laboratorio radicado en la India, donde no rigen las patentes de medicamentos y sí existe, en cambio, una piratería local gigantesca.

La efedrina y el triple crimen

Los importadores argentinos de efedrina eran laboratorios grandes que fabricaban histamínicos.

Distinta era la situación de la mayoría de las droguerías medianas y chicas. Éstas también importaban efedrina de los laboratorios de Sigman en la India para fabricar histamínicos. Pero la importación de efedrina no estaba regulada y así es que de la India se exportaba hasta cinco veces más de lo necesario para los histamínicos. Así funcionó el circuito, hasta que se produjo el triple asesinato de General Rodríguez.

La investigación sobre la muerte de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón derivó en el descubrimiento de las sobre exportaciones de efedrina, cuyo fin principal era la producción de drogas sintéticas, en primer lugar el éxtasis. Hasta el triple crimen, la Argentina, pese a las advertencias de la DEA y otros organismos, hacía la vista gorda frente a esta situación, en contraposición con las enormes restricciones para la importación de efedrina que existen en los EEUU, México y otros países de la región.

La operatoria de la mafia de los medicamentos

Durante los cinco años en los que Ginés fue ministro, las grandes compras de la cartera de Salud se concentraron en cuatro grandes laboratorios: Bagó, Roemers, Elea y Richmond, este último sería propiedad de Marcelo Felgueras, ex dueño de Crítica de la Argentina. Los que llevan adelante las investigaciones judiciales sospechan que estas compras oficiales contenían medicamentos vencidos o placebos. En otros casos, habrían entregado la mitad de la mercadería, pero pagando el Estado por el total.

El mercado de los medicamentos quedó entonces dividido del siguiente modo: los laboratorios grandes -extranjeros y locales- fueron recibiendo autorización para aumentar los precios en forma sostenida. En el otro segmento del mercado, muchas de las droguerías medianas y chicas se fueron especializando en la venta de remedios truchos o vencidos comprados a los grandes laboratorios. También empezó a crecer la compra de medicamentos robados por los piratas del asfalto, sobre todo oncológicos o contra el SIDA.

Otro factor en juego es la guerra -hoy en pleno desarrollo- entre las redes colombianas de distribución de cocaína -instaladas primero- y los carteles mejicanos más ligados a la producción de drogas sintéticas. En algunos sectores de la policía bonaerense también habrían empezado los choques entre los protectores de unos y otros.

Al asumir Graciela Ocaña, en una primera etapa el circuito de negocios de las droguerías siguió marchando viento en popa. Recién con el triple asesinato empezaron los cambios. Y las investigaciones que pusieron al descubierto, entre otras, a la droguería San Javier, propiedad de Néstor Osvaldo Lorenzo.Si Lorenzo es el “Yabrán de los medicamentos”, ¿cómo es que el Juez Federal Norberto Oyarbide lo dejó en libertad? ¿Es Néstor Vázquez, ex gerente de la Superintendecia de Riesgos de Salud durante la gestión de Horacio Capaccioli, el verdadero cerebro de las operaciones?

Parece evidente que las investigaciones en marcha están apenas en una etapa inicial. En medios judiciales no se descarta que las mismas se ramifiquen y alcancen a la actuación de Ginés González, actual embajador argentino en Chile, un cargo estratégico que le permitiría alejarse de la política local, pero a una hora y media de vuelo.

En algunos círculos peronistas bonaerenses suelen circular referencias humorísticas a la “universidad nicoleña del latrocinio”, en relación al grupo que integrarían Ginés, su contador Jorge Chapo Ondarsu, el ex Secretario de Salud de Buenos Aires, Ismael Pasaglia, y su sucesor en ese cargo, Carlos Mate.

Fuente: Informador Público

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