2/12/10

EL ESCÁNDALO DE WIKILEAKS

Wikileaks, anuncia el fin de los secretos de Estado
Así como Facebook anunció el fin de lo que hasta entonces se conocía como el ámbito de la "vida privada", el escándalo de Wikileaks parece indicar que los secretos de Estado ya no serán lo que fueron. Quien es el misterioso Julian Assange, que cambió para siempre el periodismo.
“El mayor abuso (de los periodistas) es el cobarde pegoteo a las fuentes gubernamentales”.
Julian Assange


Wikileaks nació en 2006 como puntoorg y no como puntocom. Y a pesar de que tiene apenas 4 años de vida, recibió ya varios premios en el rubro de “Nuevos Medios”, el último, el de Amnesty International por su aporte sustancial para dar término a las ejecuciones extrajudiciales en Kenya. El episodio le costó la vida a dos abogados kenianos que padecieron un atentado que aún no tiene culpables, pero fue el inicio de una descomunal proeza: transparentar la información que el poder buscó desde siempre mantener oculta, para ponerla a disposición del público común.

Desde aquélla primera investigación hasta la última, que el mismo sitio denomina “Cablegate”, donde se dieron a conocer 251.287 cables de 284 embajadas de los Estados Unidos en todos los continentes, 15.652 caracterizados como “secretos”, Wikileaks dejó al descubierto maniobras contra los derechos humanos en China, asesinatos “colaterales” en Iraq, evidencias de irresponsabilidad del banco islandés The New Kaupthing que terminó con sus directivos presos, manuales secretos de la Iglesia de la cienciología, complicidad del gobierno americano con el régimen de Afganistán y, últimamente, casi 400.000 documentos que dan cuenta de la ocupación del ejército norteamericano en Iraq.

Como cualquier organización sin fines de lucro, funciona por el aporte de 10.000 donantes, que sumaron el año pasado 700.000 euros, con los que financian sus servidores ultraprotegidos para evitar ataques, a 12 personas con dedicación full time (entre ellos, un experto en relaciones con la prensa, que coordina las entrevistas con los medios) y a 800 personas de todo el mundo que trabajan como colaboradores.

Quien es Julian Assange

El misterioso Julian Assange, australiano nacido en Townsville, periodista de 39 años, con un pasado de hacker a los 20 años –cuando logró ingresar al sistema de una empresa de servicios públicos de Canadá, que logró condenarlo en la justicia-, es la cara pública de este nuevo fenómeno, considerado un verdadero “movimiento” por sus integrantes, a favor de la libertad de la información y la transparencia del poder.

Nadie sabe dónde duerme, ni quién lo protege.

Se tejen cantidad de historias para explicar la fenomenal capacidad de daño que ha demostrado este verdadero héroe de los tiempos líquidos, una especie de Superman de la era de las redes que, al igual que el cómic, es periodista.

Otorga reportajes a donde los hombres de prensa sólo les falta ir “tabicados”, como si estuvieran en la selva colombiana, aunque sólo estén en el barrio financiero de Londres.

Llega en moto, con casco y vestido de negro. Además, con el pelo teñido.

Inteligente, audaz y temerario, Assange empieza a ser criticado por acosador de mujeres, autoritario en el trabajo, y con vocación de fama personal.

Daniel Ellsberg, el analista de asuntos militares que escribió “Los secretos del Pentágono”, en 1971, contra la Guerra de Vietnam, lo defiende: “admiro su esfuerzo excepcional”.

El fin de los secretos

En la Argentina, y contra lo que dice la mayoría de la dirigencia local, el ex subsecretario de la SIDE, Mario Baizán, dijo que “ya nada volverá a ser igual en el mundo, se terminó definitivamente el secretismo como herramienta de poder, y nadie puede estar seguro de cómo serán las relaciones entre los países a partir de ahora, ya que todo se pone en discusión, incluída la noción misma de inteligencia”. Y agregó: “Hace 15 o 20 años, comentábamos los libros que comprábamos en algún viaje a Nueva York, que hablaban de la democratización de la información y del nuevo rol del ciudadano que se venía; ahora esa era llegó, y ya no queda ninguna duda que la información secreta ya no puede formar parte de ninguna política de Estado”.

En efecto, si bien no es precisamente relevante o asombrosa en ámbitos del poder la información que hasta ahora trascendió en el “Cablegate”, Wikileaks demostró que todo lo que permanece oculto en algún lugar recóndito de la World Wide Web, puede llegar a las tapas de los diarios. Y a pesar de la crisis de credibilidad que padece, es el mismísimo periodismo el encargado de analizarla, escribirla y editarla para el consumo del público.

Nuestro vengador del presente dijo hoy que en el 2011 pondrá a disposición información secreta de bancos y corporaciones globales. Se podrá decir cualquier cosa de él, pero está claro que sabe buscarse enemigos poderosos.

Autor: Silvia Mercado
Como ocurrió la "filtración" de los Cables
Ocurrió en una base militar a 60 kilómetros de Bagdad, donde el cabo Bradley Manning tenía acceso a dos redes por las que circulan algunos de los secretos más inconfesables de la diplomacia norteamericana: SIPRNet (Secret Internet Protocol Router Network), para los mensajes entre los departamentos de Estado y Defensa y las embajadas, y Joint Worldwide Intelligence Communications System, por la que se transmiten los de alto secreto o la información considerada más sensible.
La primera red, la de la fuga del cuarto de millón de cables, fue sellada el martes, después de que un colaborador de Hillary Clinton recomendara simplemente "desenchufarla" para que ningún Manning más ponga en ridículo al Gobierno de USA.
Lo malo es que, como Manning, hay otros tres millones. Ésa es la astronómica cifra de personas que tienen (tenían) acceso a SIPRNet. ¿Y por qué tantos? Pues porque, tras los fallos de coordinación entre las agencias gubernamentales que dejó al descubierto el 11-S, se buscó un modo de compartir la información que, inevitablemente, la hizo accesible a un número mucho mayor de personas.
La guerra contra el terror de Bush hizo el resto. Ahora, Manning lleva encarcelado desde mayo en la base de los Marines en Quantico (Virginia) y se expone a ser condenado a 52 años de prisión. El Gobierno ya lo ha hecho. Y los medios de comunicación norteamericanos, también.
Historias de hackers : Manning y Lamo: El malo y el bueno
Manning es el "hacker" malo; el bueno es su antiguo amigo Adrian Lamo, que fue quien lo denunció al FBI en mayo, una vez que el ingenuo cabo -o eso al menos ha contado Lamo- confesó que todo lo que se había descargado en Irak obraba ya en poder de Wikileaks.
La revista Wired ha publicado extractos de las conversaciones entre Lamo y Manning que completan el perfil del segundo: además de tímido e incomprendido, es honesto y convenientemente libertario. "Si tuvieses acceso sin precedentes a redes clasificadas durante 14 horas al día, siete días a la semana durante ocho meses, ¿qué harías?", preguntó Manning a Lamo. Él lo tuvo claro enseguida: los documentos contenían "cosas horrorosas que deben ser de dominio público".
La parte de Lamo
A la vez, Manning tiene a su propio delator.El colombo-estadounidense Adrián Lamo confesó que delató a Manning por la gravedad de los hechos y porque si no lo hubiera delatado se acostaría pensando que alguien estaría siendo asesinado por su culpa.
Lamo hizo esta revelación en una entrevista que publicó hoy la página electrónica del diario "El Tiempo" de Bogotá y realizada por su corresponsal en Washington.
Este joven de 29 años, quien vive en Boston y pasó algunos años de su vida en Colombia, país de donde es su padre, se dio a conocer como "hacker" cuando en febrero de 2002 se infiltró en la base de datos del diario estadounidense The New York Times, Yahoo, Google y Microsoft.Y en mayo de 2010 reveló a las autoridades que el soldado Manning había filtrado miles de documentos a WikiLeaks, que ha puesto en graves aprietos al Gobierno de USA.
En la entrevista, Lamo asegura que Manning lo contactó mediante mensajes codificados y que no tiene idea de las razones por las cuales lo hizo."Quizá porque pensó que yo sería solidario con su caso, que podía apoyarlo y ayudarlo a bajar todos esos archivos. Estaba involucrado en la filtración de documentos más grande en la historia del espionaje, pero no tenía con quién hablar y me escogió a mí", dice Lamo.
Inicialmente no delató a la persona que filtró los documentos, pero, explicó, que cuando se dio cuenta del alcance de los hechos entonces cambió de decisión entre otras razones porque esas filtraciones eran a extranjeros."Cuando me dijo que le estaba entregando cientos de miles de documentos a una gente en el extranjero me di cuenta que estaba poniendo a muchas personas en peligro, comprometiendo sus operaciones en el terreno", aseveró Lamo a El Tiempo.
"A cada rato se me han acercado 'hackers' que pude haber delatado y no lo hice. Manning fue el primero y, espero, el único", insistió.Para Lamo, el propósito de WikiLeaks ha pasado de revelar documentos secretos "a ser la plataforma para la agenda política de Julian Assange".

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