El legislador que llegó al Congreso en la boleta del Peronismo Federal, insistía hasta hace pocos días que continuaría apoyando la postulación del hijo del ex presidente y criticó con dureza ayer mismo al presidente de la UCR, el senador Ernesto Sanz, quien apoyó la decisión del radicalismo mendocino. "Vamos a tener una conversación con el partido radical, con el que hicimos esta unión, para que ellos definan su posición", advirtió el jueves De Narváez. "Me parece muy duro ver un partido que tiene un candidato y los miembros de su propio partido lo critican descarnadamente", enfatizó. Comenzaba a preparar el terreno. Pero si la conversación con el radicalismo llega a producirse, la semana próxima, solo servirá para que De Narváez les informe a sus dirigentes de su decisión, ya tomada, de apoyar al gobernador puntano. Antes, el "Colorado" se había ofendido con Alfonsín por unas declaraciones en las que el radical había admitido lo evidente: que era sumamente difícil pensar en un triunfo de la oposición en octubre. "Me disgusta esa posición, no hay pelea que se pierda antes de darla, tenemos la responsabilidad de representar a los, en el caso mío, 1,2 millones de bonaerenses que nos dieron su apoyo el 14 de agosto, y seguramente serán más el 23 de octubre", replicó De Narváez. Luego de una conversación a solas, Alfonsín se desdijo parcialmente: "Es difícil pero no imposible", declaró. Pero ya era tarde. La reunión de la "mesa chica" de De Narváez se hizo ayer sobre la base de que la candidatura del radicalismo pierde cada día más terreno. Pero la "traición" del empresario se justificaría por una traición anterior: la de los radicales con su candidato. Una nueva cabriola de la "nueva política". ¿Cómo le irá esta vez? |
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