Después de la sucesión de triunfos parlamentarios con posterioridad a las elecciones de medio término, (ley de medios, presupuesto, facultades extraordinarias, asistencia universal a la niñez y ley electoral), el Kirchnerismo se había convencido que el 28 de Junio no había existido. Para muchos se trataba de una pesadilla olvidable, como todas.
Pero el 3 de diciembre pasado, después de más de cinco
Por su parte la oposición, que exagera la dimensión de la victoria, necesitará también un período de apaciguamiento y reflexión.
La perspectiva general nos dibuja un parlamento bullicioso, mediático y más brillante -habida cuenta de las figuras políticas que acumula-, pero anodino.
El oficialismo tratará de menguar el protagonismo parlamentario. Requerirá a su necesaria participación institucional, lo menos posible. Usará tanto el veto como los decretos de necesidad y urgencia, aunque sabe que estas desmesuras, si bien son legítimas, tienen sus riesgos y limitaciones. En cuanto a restablecer el equilibrio numérico mediante cooptaciones “borocotónicas”, como dijo un “pingüino” de la primera hora: “el precio de los desertores sube a medida que se acerca el 2011”.
La oposición tendrá que lidiar con su heterogeneidad, y aprender a distinguir –como ocurre en las democracias maduras- las alianzas parlamentarias (transitorias, singulares y diferenciadas conforme a los temas) de las coaliciones electorales. Esta tarea no es sencilla en un ámbito en el que reinan los fundamentalismos ideológicos.
No resisto el acicate de decir algo con relación a la presencia de Néstor Kirchner en el parlamento. Las pocas horas que ha estado sentado en una banca, lo deben haber convencido que no es un lugar conveniente para el ejercicio de su liderazgo.
No puede meterse en el intríngulis parlamentario, ese laberinto de negociaciones, para las que no tiene ni tiempo ni paciencia. Tendrá que depender de otros (en este caso, del experimentado Agustín Rossi) vivencia a la que no está acostumbrado. No es un orador de fuste parlamentario. Es muy probable, que se aburra en los debates. Aquí también la perspectiva nos dibuja un ausentismo reiterado y una presencia corporal, limitada a situaciones de extrema necesidad. En tanto, hasta el 2014, gozará de los privilegios de la inmunidad.
Autor: Jorge D. Ferraris
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