En la recta final
Tres consultores políticos analizan la evolución de la intención de voto de los candidatos presidenciales. Cristina lidera con una diferencia de casi 40 puntos sobre el segundo. Además: por qué está tan fría la campaña electoral.
Cristina Fernández aumenta los niveles de adhesión que recibió el 14 de agosto; Hermes Binner se consolida en el segundo lugar; Alfonsín y Duhalde pelean por el tercero con Alberto Rodríguez Saá. Estos son algunos datos del escenario electoral. Pero hay otro, que las encuestas no pueden medir y que contiene varios sentidos políticos. Se lo percibe en el colectivo, en el subte, en cualquier esquina transitada: el clima de la campaña es frío, o calmo, si se quiere. Para analizar el pulso electoral y la evolución de la intención de voto de los candidatos presidenciales, se consultó a los encuestadores Artemio López, Analía del Franco y Enrique Zuleta Puceiro. Un panorama necesario, a 336 horas de que los argentinos vuelvan a las urnas.
Las cifras de los consultores coinciden: Cristina, usando un término boxístico, ganaría el 23 de octubre por nocaut. El último sondeo de Artemio señaló que la Presidenta tiene 52, 6 por ciento de intención de voto, o 55,4 si se proyectan los indecisos. El de Zuleta –proyectando indecisos– ubica a Cristina con 51 y el de Del Franco con 53. El sistema argentino –se sabe– le da la victoria automática a quien salga primero por encima de los 45 puntos; así que Cristina ganaría, digamos, caminando.
Según Artemio, estos indicadores muestran una consolidación del resultado de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso). “Desde las primarias, hasta ahora, no hubo cambios importantes –dijo el consultor–. No hay motivo para que la gente que votó por Cristina el 14 de agosto no lo haga el 23 de octubre.” El analista agregó que “algunos opositores defraudaron a su electorado”, con el resultado que obtuvieron de las Paso. “Por eso están perdiendo votos que migran a la Presidenta.”
Zuleta Puceiro, por su parte, remarcó: “La población tiene expectativas positivas sobre el futuro, en lo personal y lo colectivo. Siente que las cosas van bien y que se debe seguir por este camino”. El analista tiró otro factor sobre la mesa: la crisis económico-financiera en Europa y Estados Unidos. “La gente sabe que Argentina no es inmune a la crisis y piensa que el Gobierno la puede pilotear mejor, porque ya lo hizo en 2008.”
Los 3 o 4 puntos que creció Cristina desde las primarias vienen de alguna parte. La pregunta, entonces, es: ¿de dónde? Zuleta dijo que había tres vertientes y las enumeró: “La provincia de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires”. Destacó que en ese distrito–el 40 % del padrón– la Presidenta mide cerca de 60 puntos. Del Franco fue menos geográfica para explicar el origen de los nuevos adherentes de Cristina. Señaló que una porción viene del voto peronista de Duhalde. “En nuestros sondeos, aparecen varios casos de personas que en la primaria eligieron a Duhalde y que ahora votarán por la Presidenta.” La analista agregó que se suman algunos que en las Paso votaron en blanco: “Son electores que no sabían a quién elegir y esperaron el resultado de las internas para decidirse”.
BINNER - El menos pensado.
La relación entre expectativas y resultados es –a criterio del cronista– el único modo de medir el éxito y el fracaso en política. Esto explica la alegría que recorre al Frente Amplio Progresista por el 15 por ciento de intención de voto que, según los encuestadores, tiene Hermes Binner. El socialista, hay que recordarlo, había sacado alrededor de 10 puntos en las Paso y quedado en cuarto lugar.
Artemio remarcó que el crecimiento de Binner se debe a una paradoja. “Era un candidato con expectativas bajas. Gracias a eso, no decepcionó, al contrario, sorprendió al electorado –dijo López–. Además tiene la gestión de Santa Fe atrás”. Zuleta Puceiro le agregó otro elemento al análisis de Artemio. Dijo que el socialista “no tiene las controversias de Alfonsín, como el fracaso de alianza con De Narváez”.
Sobre el origen de los nuevos posibles adherentes de Binner, los analistas tuvieron visiones disímiles. “Son votos no peronistas –dijo Del Franco–, con una visión crítica del Gobierno Nacional, pero sobre todo en cuestiones de estilo”. Artemio discrepó de cabo a rabo con las últimas palabras de Del Franco. “A lo mejor entre los que lo apoyaron el 14 de agosto había algunos con una visión no demonizada del kirchnerismo. Pero una parte de su crecimiento actual viene por derecha, sectores que habían elegido a Duhalde y que lo están acompañando porque lo ven como el único que puede hacerle mella a Cristina”. El consultor, sin embargo, matizó su propio análisis. Dijo que también había “radicales decepcionados” en los nuevos adeptos del socialista.
El 3er. Puesto o la Lucha por el bronce.
Quizás, una de las causas que expliquen la quietud de la campaña es que el puesto más peleado, el que aún tiene un final abierto, no es el primero sino el tercero en la disputa presidencial. Los números de Zuleta sobre la pelea por el bronce son los siguientes: Alfonsín, 10,9; Rodríguez Saá, 9,5; Duhalde, 6,4. Las cifras de Artemio, en cambio, tienen al Alberto con 10,6; a Alfonsín con 7,8 y a Duhalde con 6,5. Del Franco prefirió tirar un solo número: “Los tres revolotean alrededor de los 8 puntos”.
Zuleta, a pesar de lo que indican sus propias cifras, sostuvo que Alfonsín puede pelearle el segundo puesto a Binner. Explicó: “Cuando las diferencias son pequeñas, hay factores, como la estructura partidaria, que adquieren mayor peso. Son elementos que no se perciben hasta el día de la elección”. El consultor dio un ejemplo: “El radicalismo tendrá los 80 mil fiscales de mesa que necesita en todo el país; Binner y Duhalde no”.
Los sondeos de los tres consultores muestran una caída de Alfonsín, con respecto a los más de 12 puntos que consiguió en las primarias. La pregunta cae de madura: ¿por qué? López señaló:
–Hay dos crisis simultáneas: la del liderazgo de Alfonsín y la del radicalismo como partido. Hay que remarcar que el único oficialismo que perdió una gobernación hasta ahora fue la UCR, en Catamarca.
Fue menos drástica la mirada de Del Franco sobre la situación de los boinas blancas. Dijo: “Me parece que hay un fracaso del dispositivo que se armó a nivel nacional. Y de la alianza con Francisco De Narváez en la provincia más grande del país”.
La situación de Duhalde es aún peor que la de Alfonsín, si compara los niveles de intención de voto actuales con los resultados de las Paso. “Había generado una expectativa muy grande los días previos a las primaras –señaló Del Franco–. Trató de instalar la idea de que salía segundo. Eso terminó funcionando como un boomerang cuando el resultado lo desmintió”. López fue, directamente, lapidario a la hora de explicar la caída del ex presidente. Le dio certificado de defunción, por supuesto, sólo en términos políticos. “Se trata de un ex político. No genera expectativas. No hay que olvidarse que Duhalde pertenece a la misma época que Carlos Menem. Su tiempo ya pasó”.
El otro dirigente que pelea el tercer lugar es Alberto Rodríguez Saá. Artemio remarcó que es un candidato esencialmente regional. “Hace pie en la zona de cuyo. Es fuerte en San Luis, en Mendoza, en San Juan. Allí está su piso y su techo”. Del Franco –en esto– coincidió. “Tiene respaldo en puntos muy precisos”, dijo. Y agregó que “no se transformó en un gran captador de votos luego de las Paso. Mejoró, levemente, pero dentro del margen de error” de cualquier encuesta.
Cuartos Cómodos - El Ocaso Terminal de Carrió
El cuarto puesto tiene una disputa, entre Jorge Altamira y Elisa Carrió. El sondeo de López señaló que Carrió mide 1,4 y el líder del Frente de Izquierda 1,3. La encuesta de Zuleta mostró a Lilita con 3,5 y a Altamira con 2,5. La tiranía del tamaño de las páginas le impide al cronista desarrollar un análisis de estos indicadores. Pero se puede afirmar que el ocaso de Carrió, como dirigente con posibilidades presidenciales, es definitivo. También que el “milagro” de Altamira no tiene la divinidad de las primarias.
La quietud.
Se dijo al principio de esta nota que había un dato de la campaña que las encuestas no podían medir y que era necesario analizar: la quietud. López sostuvo: “Se produce porque hay un cambio de paradigma que la oposición no supo interpretar. Los adversarios al Gobierno tienen un discurso que atrasa. Se quedaron varados en el 2009. Hablan sobre un escenario de confrontación versus diálogo que ya no existe”. El consultor remató su análisis comparando la contienda electoral con el 2x4. Dijo que, como en el tango, “para bailar se necesitan dos y, por ahora, sólo hay uno”.
Zuleta Puceiro coincidió con Artemio en que hay un solo bailarín en la pista. Dijo que el único candor lo están poniendo los oficialismos. Remarcó que “al igual que la Presidenta, los gobernadores y los intendentes tienen una batería de actos para mostrar los logros” de la gestión.
Una vez más, Analía Del Franco tuvo una visión menos drástica que la de sus colegas. “Es cierto que en la competencia presidencial hay un clima frío –dijo–. Pero en varias gobernaciones e intendencias hay más fragor.” La consultora puso como ejemplo la contienda por la gobernación en Mendoza y la disputa por la intendencia en Dolores. Este periódico le preguntó si la quietud no tenía que ver con la distancia que Cristina les sacó a los otros candidatos presidenciales en las Paso. Del Franco contestó:
–Me parece que antes de las primarias tampoco había fragor. Quizás, en la semana anterior al 14 de agosto, con el intento del duhaldismo de instalar que el ex presidente salía segundo, subió la temperatura. Pero fuera de eso, se sabía que la distancia entre Cristina y el resto era grande.
Y, si las encuestas no se equivocan, parece que lo sigue siendo.
Fuente Miradas al Sur
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